“Desde muy niño comencé una relación íntima con los libros”

Varios años transitó por el oficio del periodismo y, algunas veces, cuando lo amerita, alza la voz y pone manos a la obra por causas sociales, a favor del bien común. Durante 13 años dirigió la Fundación Ecologista Selva Negra

Augusto Chacón Benavides (Fernando Carranza)
Teresa Sánchez Vilches
Guadalajara /

Augusto Chacón Benavides es ambientalista. Varios años transitó por el oficio del periodismo y, algunas veces, cuando lo amerita, alza la voz y pone manos a la obra por causas sociales, a favor del bien común. Durante 13 años dirigió la Fundación Ecologista Selva Negra y, desde 2013 está a la cabeza del observatorio ciudadano Jalisco Cómo Vamos. 


Es verdad que Augusto tiene en su trayectoria gran variedad de experiencias personales y laborales, pero lo cierto es que nada de lo anterior lo ha enriquecido más que la relación tan íntima que tiene con los libros. Recuerda que su madre le daba cuentos a leer cuando era niño y luego le pedía que se los contara. Desde aquellos días no para de leer.

Nació hace casi 59 años en el mejor conocido como Distrito Federal, hoy llamada Ciudad de México. Tenía 13 años y cursaba la secundaria cuando sus padres, que se dedicaban a la distribución de joyería, decidieron cambiar de residencia: así fue como llegó a vivir a Guadalajara, a la mitad de la década de los 70.

Augusto es un hombre de pocos y grandes amigos. Cuando recién llegó a la capital jalisciense se llevó una sorpresa muy agradable. Le encantó la ciudad. De adolescente tenía una personalidad retraída que le ayudó a intensificar su devoción hacia la lectura. Así fue como, llegado el momento, decidió estudiar la licenciatura y la maestría en literatura, en la Universidad de Guadalajara. Además, es un ser humano comprometido con la sociedad, con el medio ambiente y con la democracia.

¿Cómo comenzó tu idilio con los libros?

Sobre todo por influencia de mi mamá y de mi papá, que también es un gran lector. Mi mamá me ponía a leer cuentos y a contárselos. Era algo que en mi casa fue habitual con mi mamá y de ahí ya le seguí. Para mí era estar en otro mundo, en otro tiempo y con otras personas. Los libros son en gran medida los responsables de lo que soy, de lo que pienso y los atesoro. Mis libros son parte muy importante de mi biografía. Las mejores cosas son consecuencia de esa relación que tengo con los libros.

 

¿Leías mucho en ese tiempo?

Sí, tengo el hábito de la lectura desde niño. En la adolescencia, el no tener muchos amigos por el cambio de ciudad, me dio mucho tiempo para leer.

¿Por qué no tenías tantos amigos?

Porque llegué al tercero de secundaria. Hice un amigo, muy buen amigo, que todavía conservo, pero de ahí en fuera yo era muy retraído, no me gustaba tanto socializar.

¿Cuáles son tus autores favoritos?

Ha variado con el tiempo, en mi adolescencia, a los 17 o 18 años, Mario Vargas Llosa era mi ídolo. Lo sigo admirando muchísimo, pero en aquel tiempo los libros que apenas había escrito eran impresionantes. También Julio Cortázar, Carlos Fuentes, y Borges. Octavio Paz, como poeta, para mí era espectacular. Durante mucho tiempo lo leí muchísimo y me encantaba.


¿Quién serías si no te hubieras acercado a los libros?

Sería completamente diferente, no me imagino qué hubiera sido con mi familia, mis amigos, mis relaciones profesionales. En lo poquito que he hecho, siempre veo la marca de lo que he leído, porque es lo que ahora soy. Seguramente no sería lo que soy, seguramente sería diferente.

¿Qué es la calidad de vida para ti?

La calidad de vida es la posibilidad de tener los satisfactores, la libertad para elegir lo que quieres hacer y lo que no quieres hacer, el marco ético que tienes para que no afectes a los demás. Creo que la calidad de vida, al menos la que tenemos ahora, tiene mucho que ver con que esos satisfactores estén cumplidos: casas, educación, salud, vestido, seguridad, y a partir de eso o, junto con eso, ser libre, defender mis derechos a mi alcance y ver cuando me excedo o voy contra los derechos de los demás. Calidad de vida es la posibilidad de construir una sociedad con los demás, a partir que lo otro esté garantizado, lo básico que todo ser humano necesita. Y la libertad para elegir la vida.

¿Cómo ves a Jalisco en cuanto a calidad de vida?

Si transitamos por las avenidas más importantes vemos una ciudad rica, pero eso es si la vemos superficialmente. Porque por otro lado sabemos que tres de diez personas se preocupa por tener alimentos todos los días. Si medimos sólo los estratos socioeconómicos, la calidad de vida es baja. La mitad de ellos se preocupa por tener eso. Además, tenemos en la balanza la seguridad, el acceso a los servicios de salud y a la educación de buena calidad. Creo que no podemos estar satisfechos con la calidad de vida que hay en Guadalajara. Independientemente de a quién le pregunten y pueda dar su opinión, de acuerdo con su experiencia, como sociedad nos toca decir que tenemos muchas deudas, por muchísimas cosas.

¿En qué no crees?

No creo en las soluciones de repente fáciles, de las cosas complejas, de las cosas rápidas, no creo en las formulaciones que pretenden en decir que algo está resuelto algo muy complejo, algo que tiene muchos años que está ahí y que te digan ‘ya está aquí, ya lo resolví, los números no lo creo, eso me cuesta trabajo creerlo. Me cuesta trabajo creer que podamos dejar todo en manos de alguien que no conocemos, que no podemos identificar, de quien no tenemos respuestas. Creo que en el diálogo íntimo y espiritual podemos encontrar la respuesta, pero no creo que únicamente tengamos que plegarnos a esa facilismo del destino predeterminado. Creo en el trabajo.

​SRN

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