Para un municipio, recibir una planta armadora de vehículos es el equivalente a sacarse la lotería: significa, si no el fin de la pobreza, algo muy cercano.
En México, casi todas las localidades que han recibido en los últimos años a grandes firmas armadoras de autos han experimentado un descenso de los niveles de pobreza.
Casos concretos como el de Tecate, Baja California, y Silao, Guanajuato, muestran que la llegada de este tipo de inversiones ayudaron a que las carencias económicas se redujeran entre ocho y 13 por ciento a lo largo de una década, una cifra histórica para sus poblaciones.
Con la llegada de Tesla al municipio de Santa Catarina se abre ahora la pregunta de cómo y si es que habrá de beneficiar a esa localidad. Una revisión estadística apunta a que, en efecto, el futuro de la zona podría verse radicalmente modificado en los próximos años, al detonarse la cascada de inversiones y creación de empleos que suele acompañar una empresa de este tipo.
Para datos, hay que remitirse a la historia. Desde 2004 a la fecha se ha registrado la llegada de al menos cinco firmas automotrices que instalaron plantas de producción en seis municipios ubicados en Baja California, Guanajuato, Jalisco y San Luis Potosí; en todos estos casos los rezagos sociales disminuyeron de manera notable, de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
La zona del Bajío ha sido la preferida por las armadoras de autos, ya que al menos cuatro marcas han instalado sus centros de operaciones en esta zona; sin embargo, Silao ha sido el más beneficiado de todos, pues ha recibido la llegada de General Motors en 2005 y de Volkswagen en 2013.
Las cifras del Coneval señalan que en este municipio 56.4 por ciento de la población sufría de pobreza moderada en 2005, pero 15 años después, en 2020, los índices se habían reducido a solo 43.3 por ciento de los habitantes. Esto representa que 13.1 por ciento de los pobladores logró salir de la pobreza gracias a las fuertes inversiones de las empresas privadas y los programas sociales aplicados en la zona.
Otro caso importante se dio en Tecate, Baja California, con la instalación de la planta de Toyota en 2004, pues organizaciones civiles calculaban que 35 por ciento de sus habitantes vivía en condiciones de pobreza. Para 2010, el Coneval fijó que 29.6 por ciento de los pobladores tenía carencias económicas, y para 2020, la cifra siguió su tendencia a la baja a 21 por ciento.
Además de la inversión privada, los gobiernos municipales y estatales presentaron diversos planes para combatir el rezago social en la zona y anunciaron inversiones en programas sociales por más de 200 millones de pesos entre 2010 y 2020; además, la Federación mantuvo sus apoyos.
Otra muestra de lo importante que significa la inversión privada se registra en la capital de San Luis Potosí, pues en 2008 se instaló General Motors con su planta de ensamblaje más grande de Latinoamérica, que abrió la posibilidad de trabajo a más de 40 mil personas.
El Coneval señala que en 2010, los índices de pobreza en esa capital sofocaban a 28.7 por ciento de la población; sin embargo, con el paso de los años y el afianzamiento de la planta en 2020, el número de pobres cayó a 20.3 por ciento, es decir, hubo una reducción de 8.4 puntos porcentuales en un lapso de 10 años.
En Salamanca, Guanajuato, los habitantes vieron con buenos ojos la llegada de Mazda, pues desde que se inauguró la planta en 2011, unas 15 mil personas lograron salir de la pobreza. El Coneval señala que en esta demarcación actualmente el 37 por ciento de la población tiene importantes rezagos sociales, pero en 2010 la cifra se ubicaba en 45 por ciento.
Tesla: oportunidad para SC
Así, con estos elementos, los antecedentes históricos apuntan a que la inversión de mil millones de dólares que realizará Tesla en Santa Catarina, representa una oportunidad para mejorar la calidad de vida de los habitantes y de poder combatir los niveles de pobreza que se registran en el municipio, los cuales afectan a 15 de cada 100 pobladores.
De acuerdo con cifras oficiales, hay 325 mil habitantes en Santa Catarina, de los cuales 14 por ciento padece altos niveles de carencias económicas que impiden el óptimo desarrollo físico y emocional de menores de edad.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) especifica que 0.9 por ciento de la población en Santa Catarina presenta niveles de pobreza extrema; es decir que alrededor de tres mil personas no tienen los ingresos económicos suficientes para cubrir los niveles mínimos de alimentación básica.
Además, existe otro 13.7 por ciento de habitantes que puede cubrir sus necesidades de alimentación, pero al realizar ese gasto se ven imposibilitados de comprar útiles para la educación de sus hijos o atender los costos que se generen por la enfermedad de un integrante de la familia.
Por otra parte, la cobertura de seguridad social es uno de los problemas que aquejan a un buen número de habitantes de Santa Catarina, ya que 28 por ciento de la población no tiene acceso a prestaciones de salud, vivienda o aguinaldo con las que cuentan los trabajadores de base.
Tanto los niveles de pobreza y la insuficiente cobertura social podrán ser reducidos si las autoridades municipales y estatales logran colocar a los habitantes del municipio en los trabajos que se generen con la construcción de la planta de autos eléctricos de Tesla.
En materia educativa, uno de cada 10 habitantes no ingresa al sistema educativo, y los que llegan a acceder a las escuelas cuentan con una estancia promedio de 11 años, es decir, que solo llegan hasta la mitad de preparatoria.
- Te recomendamos Estado podrá expropiar terrenos para el Metro Comunidad