Cada 12 de diciembre, la Basílica de Guadalupe, ubicada en la alcaldía Gustavo A. Madero, amanece repleta de casas de campaña, que colocan en la explanada los millones de feligreses que acuden anualmente para cantar las mañanitas a la Virgen desde las 00:00 horas.
Sin embargo, este año la vista es muy diferente debido a que por primera vez en su historia el recinto fue cerrado durante la celebración, con la finalidad de evitar aglomeraciones y con ello, contagios de coronavirus.
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Este sitio es considerado por la Iglesia católica como el corazón de la feligresía mexicana y del continente americano desde el siglo XVI, por lo que cada Día de la Virgen, millones de peregrinos dejan sus hogares para acudir al templo y mostrar su devoción, o cumplir mandas por favores cumplidos.
Pues tan solo en el 2019, la Basílica amaneció con la visita de 10.8 millones de fieles originarios de varios estados y otros países, que acampaban hasta en las calles aledañas al recinto.
Hoy la explanada, pasillos y calles aledañas lucen vacías en su totalidad, pues no hay una sola casa de campaña, comerciantes, ni peregrinos cumpliendo mandas o voluntarios reglándoles comida.
Incluso, las calles no tienen las cerca de 500 toneladas de basura que se generaban durante la visita de los fieles.
Este año, las autoridades eclesiásticas decidieron cerrar la Basílica de Guadalupe del 10 al 13 de diciembre, como medida de prevención ante la pandemia de covid-19.
No obstante, realizaron actividades a distancia, desde una peregrinación virtual, hasta una misa que se transmitió por televisión y redes sociales.
Además de que se colocó una representación floral de la Virgen, junto con 14 mil veladoras.
Pese al cierre, pequeños grupos de peregrinos han llegado al templo; sin embargo, sólo logran colocarse frente al templo, se persignan, hacen alguna oración y se retiraran por petición de las autoridades capitalinas.
FLC