Asalvo del paso del tiempo, existen objetos que pueden considerarse como tesoros. Algunos de ellos se pueden encontrar en los bazares. Además de un poco de polvo, acumulan historia.
Un reloj antiguo, que hoy como antaño da apacibles campanadas cada hora. Un calendario cuyas hojas nunca nadie arrancó. Una carreola, cuyo bebé que transportó quizá ya murió en su ancianidad. Baúles que guardaban confidencias. Cuadros de paisajes inexistentes ya. Libros por cuyas páginas pocas miradas se han posado en sus dos o tres siglos de existencia…
Se estima que en León hay alrededor de 40 bazares. Mercedes Malacara quien cuenta con uno de estos en el centro de la ciudad asegura que ha ido a visitar muchos de ellos, aunque no todos son de antigüedades. Los asiduos a estos lugares, cuenta, pueden ser gente de todo tipo: desde amas de casa hasta profesionistas, aunque conforme pasa el tiempo, cada vez son menos.
Francisco Padilla otro comerciante de antigüedades de la zona centro, está orgulloso de ser sucesor de los primeros bazaristas de la ciudad y ya lleva 23 años dentro de esta actividad, por la simple afición a los objetos antiguos.
“Fui sucesor de algunos, hubo un tiempo que no había nadie más en León en este negocio, que no siempre ha sido tan bueno como antes. Aquí en mi bazar se puede encontrar de todo desde, adornos, libros de hace años, pinturas. Monedas y joyería no manejo” aclara Francisco.