Esmeralda ha visto cuerpos calcinados, personas ahogadas, prensadas, sin vida, personas heridas en accidentes automovilísticos, fuera de sí, con esquizofrenia y hasta un parto.
Ha atendido incendios, derrames de combustible, fugas de gas, servicios en ambulancia, derrames de materiales peligrosos, rescate de abejas y fauna silvestre.
Esmeralda Hernández es bombera, tiene 25 años y es originaria de Tetepango. Entró al Cuerpo de Bomberos el 1 de noviembre del 2017 y en tres meses cumplirá cuatro años en él. En un inicio su familia no quería que fuera bombera hasta que lo aceptaron.
Estudió en el Instituto de Formación Profesional, es técnica en enfermería y su primer servicio como bombera fue un partido del Pachuca al que acudió un miércoles por la tarde con viento frío.
En un servicio de ambulancia atendió a un niño con cáncer luego de una quimioterapia, le dio reanimación cardiovascular pero no pudo hacer nada, ya no tenía signos vitales, el menor falleció.
-¿Alguna vez pensaste que entrarías al Cuerpo de Bomberos?
-No-. Ríe.
-¿Qué significa para ti ser bombera?
-Para mí significa ayudar a la gente, enfrentarte a cosas que no todos los seres humanos estarían dispuestos a hacer por desconocidos.
-¿No tienes miedo a morir en un incendio?
-Sí, mi mayor miedo es morir electrocutada.
-¿Tu vida ha estado en riesgo en algún servicio?
-Creo que la vida de todos ha estado en riesgo así sea el más mínimo servicio al que salgamos.
Esmeralda sabe manejar el camión de bomberos. La enseñó el comandante Juan Rodríguez. No lo ha conducido para atender una emergencia pero ha salido a carretera a practicar.
La adrenalina recorre su cuerpo cada que sale a un servicio. Sabe que atenderlo representa un riesgo. Se siente bien ayudando a la gente. Esmeralda es feliz en el Cuerpo de Bomberos.
-¿Hasta cuándo dejarás de ser bombera?
-No lo sé, eso no ha pasado por mi mente.
Melisa Hernández tiene ocho meses en el Cuerpo de Bomberos. Ingresó el 19 de diciembre del 2020, ese sábado fue un día tranquilo en la estación. El 22 de agosto será su primer Día del Bombero.
Es técnica en atención médica prehospitalaria y pasante de la licenciatura en Biología. Estudió en el Instituto de Formación Profesional y antes de ser bombera estuvo un mes en la policía estatal. Melisa es originaria de Pachuca, tiene 29 años y es la única mujer de cuatro hermanos.
Al ser paramédica atiende los servicios en ambulancia desde accidentes de tránsito, personas con lesiones por alguna caída, complicaciones por enfermedades crónicas, hemorragias y traslados.
Melisa estuvo a punto de atender un parto en un servicio. Pidieron apoyo al Cuerpo de Bomberos para interceptar una ambulancia en Mineral del Chico que llevaba una mujer embarazada al Hospital General de Pachuca pues la unidad presentaba fallas mecánicas.
Ella y un compañero salieron a dar la atención. Ya en la ambulancia Melisa revisó a la mamá y vio el pie del bebé asomarse a este mundo. Le pidió a la madre que no se moviera ni hiciera esfuerzo. Llegaron al hospital, el bebé no nació en la ambulancia y todo terminó bien.
-¿Cómo es ir en la ambulancia?
-Primero siempre pregunto qué es y a dónde vamos, sí me dan ligeramente nervios, voy pensando en la atención que voy a dar, sí hay adrenalina por la velocidad a la que vamos, me voy agarrando de todos lados pero se siente padre.
-¿Para ti qué representa ser bombera?
-Es algo muy bonito la verdad porque no cualquier mujer se atreve a estar aquí, nuestro trabajo tiene que ver con la desgracia de las personas, para mí es una profesión muy noble y de valientes.
-¿Y qué te dice tu familia?
-Pues mis papás de cierto modo están felices, están orgullosos por lo que estoy haciendo, ellos siempre me han dicho que lo que vayas a hacer hazlo bien.
Cuando llegó al Cuerpo de Bomberos le daban nervios salir a los servicios, no sabía qué iba a hacer en el lugar de la emergencia. Ahora ya sabe a lo que va. Trata de no quedarse con las desgracias que ve.
-¿Has visto morir a personas en algún servicio?
-Sí llevo dos, una tuvo un paro cardiaco y la otra fueron complicaciones de una enfermedad crónica.
A Melisa le encanta portar su uniforme, las botas, la pantalonera, el chaquetón, la escafandra, el casco y los guantes. No solo le brinda protección, le genera alegría y la hace sentir que puede hacer las cosas.
-¿Eres feliz siendo bombera?
-Sí, me gusta muchísimo mi trabajo.
Para María de los Ángeles ser bombera es un orgullo. Ha atendido incendios, accidentes vehiculares y rescatado enjambres de abejas. Ha visto calcinados, ahogados y personas fallecidas. Todo eso no la ha afectado. Por las noches duerme bien.
Es originaria de Naucalpan, Estado de México y tiene 33 años. Vive en Tulancingo, viaja diario a la estación de bomberos, es bajita y tiene un hijo y una hija.
María de los Ángeles Hernández se incorporó al Cuerpo de Bomberos el 1 de noviembre del 2018. Está a punto de cumplir cuatro años. Estudió en el Instituto de Formación Profesional y es técnica en urgencias médicas.
Poco después de comenzar a trabajar como bombera, tras regresar de un curso en Tula, atendió la volcadura de una combi. Ella y sus compañeros sacaron a los pasajeros, auxilió a un adulto mayor, al volver para preguntarle cómo seguía ya había fallecido. Una madre y su hija murieron prensadas en la unidad. No recuerda la fecha, solo que aquel día estaba lloviendo.
-¿Qué es lo que más te ha marcado hasta el momento?
-Mi primer servicio, fue un incendio, no entré ni nada, al final me tocó sacar las fotografías, vi el cuerpo sin vida de una persona del sexo masculino, no estaba quemado, murió por asfixia, fue impactante.
-¿Alguna vez soñaste que ibas a ser bombera?
-No la verdad no -ríe-, ni idea, no me pasó por la cabeza jamás.
-¿Qué sientes cuando sales a un servicio?
-Sales con emoción, oyes la sirena, mientras muchos huyen de la emergencia nosotros vamos hacia ella, pero es parte de nuestro trabajo, es lo que hacemos y estamos para servir.
Su esposo le dice que se cuide en el trabajo. Su mamá y sus siete hermanos también. A sus hijos les gusta que sea bombera. El menor, Cristian Leonardo de 11 años, le dice que quiere ser bombero.
María de los Ángeles sabe manejar la manguera del carro de bomberos, embragarla y mandar agua, conoce la operación de los radios, despachar los servicios, atiende a las personas en la ambulancia, manipula las quijadas de la vida y está aprendiendo a bucear.
-¿Es pesado ser bombera?
-Sí, te tienes que preparar, no nada más es esfuerzo físico también es mental, sí es pesado pero cuando te gusta y amas tu trabajo no se te hace pesado.
-¿Y tú amas tu trabajo?
-Claro, me encanta, lo amo y me gusta ayudar.
-¿Qué piensas cuando llegas a casa tras salir de la estación de bomberos?
-Doy gracias a Dios por permitirme pasar un día más, siempre agradezco por todo lo bueno y por todo lo malo porque hoy estamos y mañana quién sabe.