Mientras combatía el incendio de cuatro predios en la colonia Plutarco Elías Calles, Perla Martínez, una bombera, escuchó un lamento, un leve llanto que atravesó el fragor del agua que salía de las mangueras, su casco y su capucha.
La vida siempre brota, y la joven bombera percibió que un corazón latía asustado bajo el remolque donde se incineraban cientos de kilos de plástico reciclable.
Ante el hecho y sabiendo que su misión es siempre salvar vidas,Perla no se asustó, dejó la manguera en manos de un compañero y se agachó a ver quién pedía auxilio con su suave llorar.
Entre la oscuridad, el brillo del negro pelaje del cachorro se destacó en la oscuridad. Una lengua de fuego lo iluminó y Perla pudo verlo, asustado, con una mirada que lanzaba el mensaje inconfundible de auxilio.
Con el cachorro en brazos, salió a terreno seguro, donde otros compañeros ya tenían en sus manos agua para bañarlo y refrescarlo. Le dieron mucho amor, oxígeno y lo envolvieron en una manta térmica.
Posteriormente fue trasladado a un albergue donde se reporta como estable, mientras los bomberos seguían apagando el fuego, como si salvar vidas fuera cosa de todos los días.