La basura de algunos es el tesoro de otros, doña Genoveva, como más de 500 personas en la zona sur, da de comer a su familiay logra juntar unos cuantos pesos, buscando entre la basura los alimentos que todavía sirven, pero son desechados por los centros de abasto al no tener la calidad para venta.
Ella vive en la colonia El Chipus en Ciudad Madero, es cabeza de familia como el 40 por ciento de las mujeres en el municipio, su esposo la abandonó, ya no le da dinero, pese a que tienen una hija menor de edad, con un problema de discapacidad.
También se hacía cargo de su nieto de 13 años, Santitos, que tenía un problema de aprendizaje, sin embargo él acaba demorir al ser atropellado por un microbús en el crucero de La Borreguera.
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Dos veces por semana la señora va a la central de abastos, donde camina hasta el fondo al llegar al botadero, ahí comienza a buscar entre los desperdicios, la verdura que esté buena
. “Me traigo dos tarjas llenas, a veces hay a veces no hay, voy dos veces por semana, antes había más comida buena, pero ahora lo que no está bueno lo están vendiendo a gente que viene en camionetas, que según lo compran para dar de comer a sus animales, otros tienen negocios de comida”, dice la señora Genoveva.
La verdura que saca es variada, a veces cebolla, tomate, papa, zanahoria, chayote, con esa merma ella hace de comer para su hija y para ella, pero también hace bolsitas que logra vender en 10 pesos, entre sus vecinos, lo que al final le permite obtener por semana 400 pesos, para poder sobrevivir, los estira para pagar el agua y la luz, para el gas ya no le alcanza así que cocina con leña.
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Como ella hay más de 500 personas que buscan comida entre los desechos de tiendas de autoservicio, rodantes, mercados y la central de abasto.
No hay un número exacto, las dependencias no llevan la lista, la situación existe y deriva de un problema que se llama pobreza alimentaria, donde por diversos factores las personas no pueden abastecer sus tres alimentos diarios.
“Aquí todos los días vienen familias, a diferentes horas en la mañana, en la tarde, muchos vienen a pepenar comida, algunos ya son adultos mayores que no tienen manera de conseguir un trabajo, otras son mujeres solas con sus hijos, pero también hay quien gana poco y ven en esto una posibilidad para comer”, dice don Rogelio mientras escoge entre la basura, quien aseguró que hay más de 500 personas dedicándose a esto, de acuerdo a un censo informal que han levantado.
ICGC