Los tambores, el bufar de los caracoles acompañados de la pasión y movimiento de cientos de danzantes de todas las edades, fue algo de lo que se vivió en la procesión de los Santos Reyes Magos 2023 en Cajititlán, Jalisco este fin de semana, una costumbre que se ha vuelto un estilo de vida para Claudia Esparza, una tapatía entregada a esta costumbre prehispánica.
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"Ser danzante es algo muy interior, es tener espíritu, la danza azteca es un proceso religioso, es entrar a tu interior, es una pasión, gastamos mucho tiempo, dinero, entrenamiento, es todo, un arte, religión, conocimiento, fuerza", dijo Claudia Esparza, danza desde hace dos años en el grupo 'Movimiento Azteca'.
Actitud, alegría, esperanza, sufrimiento, todas estas emociones dice experimentar Claudia cuando baila al ritmo de los tambores ancestrales, una energía que dice fluir en ella y en el grupo que se vuelve uno con ella.
Esparza ha participado en la Romería de la Virgen de Zapopan, así como en otras procesiones, pero su sueño, es estar en la ciudad de México, danzando en la Basílica de Guadalupe, vistiendo uno de sus trajes donde la hechura puede llegar a costar hasta 15 mil pesos, o en algunos de los casos, 500 pesos cada pluma de su penacho.
JMH