Un maestro cartonero da vida con las manos y en la dicotomía de la cartonería mexicana, los opuestos estallan en el camino al Mictlán, dando la vuelta en las tradiciones y hace eco en rincones de todo el país, como en la calle Francisco Santiago Borraz, donde el sol pega con fuerza el jueves 27 de octubre, pero no deslumbra ni mueve a vecinos que se empiezan a arremolinar en pequeños grupos; los más jóvenes aún cargan la mochila y visten uniforme café: pants y playera blanca.
Los pequeños grupos locales y foráneos esperan ver el montaje de calaveras monumentales y de tamaño real, mientras familias como la de Raymundo Medina trabajan a marchas forzadas para cumplir, un año más, con la celebración que está echando raíces en Tláhuac. Es el trabajo de maestros cartoneros dando vida –a través del culto y respeto a la muerte– a figuras, a calles, a lazos de sangre y comunidades.
En este rincón al sur de la Ciudad de México todo comenzó hace 11 años, pero también décadas atrás, porque el arte popular no detiene su cauce y se extiende por generaciones. El punto de partida claro; sin embargo, data de 2011. Ahí comenzó el boceto de lo que hoy disfrutan cientos de capitalinos durante las fiestas de Día de Muertos.
Raymundo Medina Jaén, maestro cartonero e impulsor de su auge en su calle, veía la televisión hace 11 años. Era un documental de alebrijes y le llamó la atención el trabajo y la técnica empleada en su elaboración. A partir de ese momento el destino empezó a conjugar.
“La semana que vi el documental estaba pasando por FARO Tláhuac, yo iba en busca de un taller de fotografía, y vi la oferta de talleres y también había cartonería. Y Monse, que es la coordinadora de talleres, me dijo que ya no había cupo y me da las opciones, entre ellas cartonería y dije ‘curioso, vi un documental y ahorita me está saliendo esta opción’.
“Lo tomo y me sucede algo bien curioso y eran puras niñas y niños y yo dije ‘¿qué voy a hacer en un taller de niñas y niños?’, pero quería hacer cartonería y me quedé y mira en lo que se ha convertido, a lo que me llevó esa decisión y no haberme arrepentido”, dijo a MILENIO.
Ese fue el momento en el que comenzó el camino de Jaén Cartonería, su colectivo y creador de las famosas calaveras monumentales. Ahí comenzaba, como buen dador de vida, a dar un nuevo aire a su núcleo más cercano.
“Tomo el taller y hago dos calaveras de tamaño real y al verlas aquí, mi sobrina Daniela y mi cuñada Reyna pues se entusiasman y me dicen que deberíamos de hacer una ofrenda para las calaveras”.
Y esta historia la recuerda también la maestra cartonera Reyna Velázquez, quien quiso mezclar los nuevos aprendizajes con las tradiciones familiares: dar vida a nuevas costumbres.
“Inició con un proyecto familiar que era poner la ofrenda en la calle, bueno, a nosotros nos enseñaron de chicos a poner la ofrenda en nuestras casas, a ir al panteón a velar, entonces de esa manera surge ir a la calle, ¿y por qué en la calle? Porque quisimos hacer partícipe a la gente que pasaba por aquí, a los vecinos. Mi suegro hizo unos arcos con unos árboles aquí afuera y ahí pusimos unas claveras pequeñas y a la gente le empezó a gustar, a tomarle fotos y de ahí empezaron a preguntarnos cada año que íbamos a hacer y de ahí fuimos haciendo calaveras más grandes hasta que en el 2019 se hizo viral todo esto y este año son catrinas”, comentó Reyna.
Para estos integrantes de Jaén Cartonería la clave para el éxito de este proyecto es la unión familiar, como engrudo y papel: para los suyos y con los suyos.
“En esta familia es muy importante la unión, somos una familia muégano y siempre estamos juntos y esto nos hace unirnos más, aparte con los vecinos, sobre todo porque con algunos que ni nos hablamos, pues ya nos saludamos, les damos un cursito”, relató Reyna.
Así fue que comenzó el proyecto que más tarde daría vida a una nueva calle en el mapa de las celebraciones chilangas, el mismo que cambiaría el nombre de Francisco Santiago Borraz a la calle de las “calaveras gigantes”.
Así se ha cristalizado el éxito de la familia y los vecinos de Francisco Santiago Borraz, pues es a través de la calle que han dirigido sus obras a los visitantes.
“De usar la calle como medio de expresión artística y como galería de exposición. Hay muchos museos en la Ciudad de México, hay una oferta inmensa y muchos son gratuitos, pero tan sólo trasladarnos a mucha gente le da temor, entonces tener un espacio abierto para todo el público creo que es algo maravilloso, la gente puede venir y sentirse tranquila”, explicó Raymundo.
Y además de lo que han logrado por fuera, la satisfacción también llega por lo que suman hacia adentro, como involucrar y dejar la semilla en los integrantes más pequeños de la familia.
“Todos nos entendemos y tenemos un fin en común, que es la preservación del Día de Muertos, pero también preservamos la cartonería, una técnica muy usada en este festejo; lo que veo es que con la ayuda de todos los vecinos tenemos que lograr, ese ya es un objetivo general, que está evento de las calaveras gigantes sea un referente no sólo en la Ciudad de México, sino en todo el país y todo el mundo, eso es lo que nosotros queremos lograr”, expresó Raymundo.
¿Cómo es el proceso de cartonería?
Este 2022 todo inició en febrero, para Jaén Cartonería, con la proyección de la figuras y definición del tema; este año se celebra a José Guadalupe Posada. Son 10 meses de trabajo en el que las últimas semanas los integrantes del colectivo ponen todo su esfuerzo, vacaciones, días libres y descansos.
“Para empezar se hacen unos bocetos, se hace una estructura de madera y posteriormente se pone cartón, que debe ser cartón de huevo porque es el más resistente y manejable; posteriormente, se le pone papel Kraft con engrudo, se le pone capa por capa, ya se deja secar uno o dos días; después se le pone la pintura, que debe ser para exteriores”.
Hace dos meses empezamos a marchas forzadas porque al principio, como cada quien tiene sus obligaciones lo hacen en su tiempo libre, pero ya acercándose la fecha unos piden permiso, otros piden sus vacaciones, los que estamos aquí le dedicamos más tiempo, pero ya todos le echamos ganas para que esto salga.
Para Reyna “es más un compromiso con la calle y nosotros mismos porque si iniciamos esto, ni modo que lo abandonemos”. Sin embargo, el ambiente es festivo, “cotorreando, haciendo bromas entre nosotros, aquí la familia es muy unida, entonces todos estamos echándonos porras unos a otros”.
DMZ