La alcaldía Coyoacán, en la Ciudad de México, es considerada un punto de encuentro social y cultural, pues se caracteriza por sus espacios educativos, jardines, museos, restaurantes y hasta sus leyendas.
Los relatos urbanos recorren las calles de la alcaldía y parece que logran detener el tiempo entre los caminos empedrados o casas de arquitectura histórica, donde habitaron personajes como Frida Kahlo, Agustín Lara o Emilio Indio Fernández, entre otros.
- Te recomendamos Secretaria de Cultura pide celebrar en la intimidad el Día de Muertos Cultura
La atmósfera cambia entre cada esquina y el callejón del Aguacate, característico por albergar distintas leyendas, es prueba de ello. Los visitantes y vecinos comentan que se puede percibir una ambiente de miedo, pues existe un extraño silencio al caminar por el callejón, ubicado en el Barrio de Santa Catarina.
¿En qué se basa esta sensación? Te contamos una de las múltiples leyendas del Callejón del Aguacate.
Durante los años treinta, un hombre, que había terminado su carrera como militar tras sufrir horribles experiencias bélicas, llegó a la angosta calle del Aguacate para cambiarse de casa y vivir en un lugar tranquilo, a la espera de que ello le sentara bien.
Una vez instalado, el ex soldado vestía su uniforme y tomaba largas caminatas por el barrio para relajarse. En algunos de sus paseos, un niño se le acercaba y le pedía que jugaran juntos, cosa que molestaba en exceso al hombre.
Un mal día, el ex militar se cansó de la situación y, en un arrebato de cólera, decidió terminar violentamente con la vida del niño. La muerte se produjo cerca de un frondoso árbol de aguacate, localizado a mitad de la calle; un misterioso monje fue testigo, debido a que los observaba desde las ventanas de su claustro.
El hombre se arrepintió tras haber cometido aquel horrible acto y, para intentar calmar su conciencia, decidió mandar a construir un altar dedicado a una virgen en la esquina del callejón, para que cada persona que pasara por ahí expiara sus pecados con una oración.
Desde entonces se mantiene la creencia de que, al acercarse al árbol de aguacate, se puede sentir la presencia y escuchar los gemidos del niño. Incluso hay personas que afirman haber visto el rostro del infante en la corteza del árbol.
Según la leyenda, la calle está impregnada con arrepentimiento, misterio y la muerte de un inocente a sangre fría, razones por lo que, algunos habitantes comentan, la virgen de la esquina ha llegado a llorar lágrimas de sangre.
ROA