La Plaza Tapatía es un punto turístico de Guadalajara que resulta indispensable recorrer en busca de sitios imperdibles de la ciudad. Sin embargo a unos pasos de la misma se encuentra una calle con una leyenda sobre un maligno personaje, se trata del Callejón del Diablo.
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En la época virreinal, en lo que era el convento de Santa María de Gracia se construyó un departamento para el noviciado que daba justo a una callejón que no contaba con buen nombre, ya que en el mismo se había ahorcado a un hombre adúltero.
Cierta noche una de las religiosas despertó debido a ruidos perturbadores que escuchó en las cercanías donde apreció a personas encapuchadas en torno a una mesa cubierta con un manto negro, ahí mismo cráneos con velas negras.
La mujer comunicó la inusual novedad y tal hecho llegó a oídos de los inquisidores quienes rápidamente se dirigieron al lugar encontrando a personas en una misa negra, ritual donde se adora al diablo.
Tras la acción del cuerpo inquisidor, se divulgó la historia por lo que se dice que cada que se pasaba por la zona era mejor rezar: “Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del Altar”.
El callejón se renombró y aunque hoy en día conserva como Callejón del Diablo, suele ser una zona de paso para los visitantes, donde el mayor atractivo es fuente de los niños meones.
En los alrededores puedes encontrar algunos establecimientos de venta de ropa, comida, snacks y recuerdos, por si necesitas llevar algo de tu visita a la Perla Tapatía
El callejón del diablo lo puedes visitar en Paseo Degollado, en el Centro de Guadalajara.
SRN