Dos casos expuestos en redes sociales dejaron al descubierto un nuevo modus operandi entre secuestradores de mujeres en la Ciudad de México.
Conocido en la red como "Cálmate, mi amor", se trata de una táctica por medio de la cual el delincuente finge ser pareja de su víctima, de modo que cuando ésta pide ayuda, la gente no reacciona al considerar que se trata de un pleito de pareja, ya que el secuestrador lanza expresiones como "Estás haciendo un drama" o "Qué vergüenza, todos nos están viendo".
Eso fue lo que le ocurrió a Diana, una joven que relató en Facebook su experiencia en una tienda ubicada en un centro comercial de Santa Fe.
Según dijo Diana, un hombre de aproximadamente 40 años se le acercó, la tomó del brazo, y comenzó a platicar con ella como si la conociera de hace tiempo. La joven intentó safarse pero no lo consiguió. Fue entonces cuando gritó y pidió ayuda, sin encontrar respuesta por parte de la gente.
Mientras tanto, el sujeto fingía que intentaba calmarla con frases como "Vamos afuera", "Estás haciendo todo un drama", "Todos nos ven, qué vergüenza".
"La gente me miraba como si estuviera loca", explicó Diana, quien además dijo que a pesar de que un policía se acercó, éste terminó por ignorar sus gritos.
Afortunadamente, cuando el hombre ya había llevado a Diana hasta el estacionamiento, dos jóvenes se acercaron y preguntaron si todo estaba bien. Aunque el secuestrador continuó fingiendo ser su pareja, los jóvenes defendieron a Diana; más tarde llegaron otros tres individuos y entre los cinco lograron liberarla de su agresor. .
Tras lo ocurrido, Diana regresó al centro comercial y tuvo que esperar, pues el secuestrador permanecía afuera.
Algo similar le ocurrió a Yos cuando se dirigía del Metro Taxqueña hacia el Tren Ligero. Según relató también en redes sociales, en el trayecto escuchó cuando un hombre detrás de ella se le acerco y le dijo: “No te enojes, mi amor, deja de hacer berrinches".
Luego de que el sujeto la forzó a entrar al Tren Ligero, una pasajera notó que Yos no se encontraba bien.
“Creo que ella vio que me moría de miedo, y cuando él me jaló empecé a decir que no lo conocía, que me soltara y empecé a gritar", narró la joven. "La señora me jaló hacia ella y él se bajó dos estaciones después. Le dije al policía lo que pasó, y la señora me dijo que me dejaría en mi trabajo”.
A pesar de lo anormal y violenta que era la situación, ambas víctimas contaron con poca ayuda por parte de la gente: en el primer caso fue sino hasta que el hombre llevó a Diana al estacionamiento que tres jóvenes acudieron en su ayuda; en el segundo caso, sólo una mujer se percató de la vulnerabilidad de la joven frente a su agresor.
No ofrecer ayuda o no reportar las agresiones ante alguna autoridad da cuenta de la percepción que existe en torno a las relaciones de pareja, de las que se ha normalizado la violencia contra las mujeres.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2016 señala que el 43.9 por ciento de las mujeres mayores de 15 años en el país han experimentado violencia —ya sea física, sexual, emocional o patrimonial— por parte de su actual o última pareja, esposo o novio a lo largo de su relación.
De ellas, el 78.6 por ciento no solicitó apoyo ni presentó denuncia ante ninguna autoridad o asociación civil. Entre los principales motivos por los que no buscaron ayuda se encuentran la creencia de que se trató de algo sin importancia (28.8 por ciento), el miedo a las consecuencias (19.8 por ciento) y la vergüenza (17.3 por ciento).
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