Se cumplen 20 años de que Calzado Canada dejara de existir, su marca que por años creció y marcó a los consumidores de Jalisco, México e incluso Estados Unidos se vendió un 15 de marzo de 2002. Detrás de esta marca jalisciense, se hallaba la visión y trabajo de Salvador López Chávez quien como fundador llevó a la consolidación su negocio bajo una mirada y momento muy particular desde 1940.
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“Don Salvador dejó una empresa tremendamente exitosa, confiable que daba unas ganancias espectaculares, pero se murió y justo a los pocos años empezó el cambio de modelo económico y una empresa tan grande, tan vertical con tantas ramas, no pudieron hacerlo sobrevivir los herederos y finalmente se tuvo que cerrar. Fue una empresa que respondió a un modelo de desarrollo y a un señor genial que entendió perfecto la situación de los consumidores”, comenta la doctora Patricia Arias, investigadora de la Universidad de Guadalajara.
El legado de López Chávez se perdió con los años y el momento que vivió Guadalajara en el sector calzado también pasó a la historia. Para Arias, Calzado Canada el caso más exitoso de sustitución de importaciones, una empresa vertical que lo tenía todo y producía todo lo que necesitaba para su operación, desde sus productos hasta muebles y anuncios para sus tiendas.
“No solo se perdió Calzado Canada, sino una industria y una manera y una cultura del trabajo ligada a la producción de calzado [...] Se conserva muy poco, no queda mucho de ese legado”, señala.
“A Guadalajara le pegó muy duro en el sector de calzado y la producción de ropa la apertura comercial, fue muy duro lo que pasó y muy rápido. Acabó con todas estas empresas y con esa cultura del trabajo zapatero”, agregó.
López Chávez supo leer su momento
El fundador de Calzado Canada apostó por la modernización de la producción de calzado, “es el que pone la cadena de producción donde el zapato va pasando por diferentes etapas y diferentes trabajadores van poniendo diferentes partes del proceso”.
En el Jardín Industrial Canada contaba 17 líneas de producción además de ser una empresa en la que los obreros podían crecer.
“Se podía hacer una carrera obrera dentro de Calzado Canada y la gente en ese sentido podía quedarse en la empresa en todo el resto de su trayectoria laboral. Las familias obreras vivían de un salario, con lo que ganaba el obrero de Calzado Canada podía sostener a una familia de seis-ocho hijos, cosa que hoy sería imposible”.
López Chávez con su visión y conocimiento del consumidor lo llevó a capitalizar el momento, tomando en cuenta los factores sociales y culturales. La investigadora señala que el empresario conocía muy bien a la gente y sabía tratar con ella.
“Hubo una línea de producción en la cárcel que le fabricaba algunos productos y un día llegó alguien que había salido de la cárcel y fue a pedir trabajo. Todo mundo se asustó y la noticia llegó hasta Don Salvador y le dijeron que cómo iba contratar a un ex presidiario [...] Y él dijo: ‘hay que contratarlo; de él sabemos exactamente de dónde viene, de muchos otros no sabemos y si trabajó con nosotros en la cárcel pues por qué no le vamos a dar trabajo’”
La académica destacó la importancia de recuperar la historia de Calzado Canada y por qué fueron exitosas en su momento como aprendizaje
Tras años llevando productos exitosos, hoy las fábricas que se beneficiaron de este momento lucen abandonadas. El país dio vuelta a la página y Calzado Canada queda en la memoria.
SRN