La caída de un tramo elevado de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México el 3 de mayo de 2021, enlutó a la capital del país, al dejar un saldo de 26 muertos y más de 100 heridos. Entre las labores de rescate y las familias que acudían al sitio, la zona se volvió inaccesible.
Durante horas, días y semanas posteriores al desplome, los accesos a la avenida Tláhuac fueron cerrados por completo y cientos de personas tuvieron que buscar rutas alternas para llegar a su destino.
A un año de la tragedia, la vida de quienes tomaban la Línea 12 como parte de sus trayectos principales para llegar a sus casas y trabajos, ha cambiado. Algunos decidieron mudarse para evitar el tráfico de la zona y otros, aún lidian con las alternativas para tratar de volver a una normalidad.
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Rocío Pérez, de 23 años, vive en Chalco y reconoce que a raíz del cierre de la Línea 12, para realizar sus actividades ha tenido que optar por rutas que resultan en trayectos de hasta el doble de tiempo de lo que hacía cuando usaba el Metro.
Además, desde mayo del año pasado se enfrenta a la inseguridad de las combis que suplen la ruta de la Línea Dorada.
"Vivo en Chalco, la Línea 12 era de las principales líneas que yo usaba, de hecho era la que más usaba porque a pesar de que sí estamos bien conectados, no estamos tan excluidos de la ciudad, del área metropolitana, tenemos la Zaragoza que es la principal por la que todos se mueven, es muy insegura, tomar un 'chimeco' de acá a Pantitlán es feo y las combis ni se digan.
"Usar la Línea 12 quizá era más tardado porque tenías que dar la vuelta por todos los pueblitos, pero era más seguro", dijo en entrevista para MILENIO.
La escases del servicio fue otra de las problemáticas que ha dejado el colapso de la línea. Rocío cuenta que la constancia de las combis de Santa Catarina, Chalco, hasta Tláhuac no es muy frecuente y eso ocasiona que el transporte vaya muy lleno. Asimismo, el tráfico en la zona no aporta al tránsito, pues "hay trayectos que podrías hacerte 20 minutos y se tardan más de una hora".
"La otra opción era tomar un taxi que me llevara al Metro Tláhuac, pero siempre son más caros".
Para seguir su trayecto hacia Xochimilco, en donde labora, actualmente, Rocío Pérez invierte al menos dos horas de su tiempo del traslados.
"Ahorita sin el Metro tengo que tomar una micro a Miramontes, son como dos horas de camino, cuando antes te podías hacer unos 40 minutos hasta Periférico Oriente.
"Es preocupante porque la micro no te lleva por avenida Tláhuac, va pasando entre pueblitos y es muy inseguro, es muy lento y peligroso al no pasar por zonas tan concurridas, pero no hay de otra".
Cambio de casa
Para Maricruz Mendoza, el cierre de la Línea 12 ocasionó más que sólo un cambio de ruta, pues debido al tráfico y el los excesivos tiempos de traslado de su hogar a su trabajo, decidió cambiarse de Tláhuac a la alcaldía Coyoacán.
La joven de 29 años vivía a una cuadra del Metro Nopalera, a sólo dos estaciones de donde colapsó el tramo elevado, y para trasladarse a su trabajo en la Condesa le bastaban 40 minutos. Sin embargo, cuando ocurrió el desplome, "la zona quedó totalmente inaccesible".
"En días siguientes comencé a utilizar la ruta provisional de RTP y el tiempo de traslado (a su trabajo) aumentó a casi tres horas los primeros días, las filas para abordar las unidades eran inmensas y en las bases llegué a esperar más de media hora para poder subir a una unidad", contó a MILENIO.
Pese a ser de ayuda para la movilidad, el RTP pronto dejó de ser opción para Maricruz. Fue entonces cuando se activó la ruta provisional del Metrobús y su trayecto a su trabajo pasó de tres horas a 2:30 horas.
"A pesar de que el Metrobús nunca ha tenido un carril exclusivo, por tener menos paradas reduce el tiempo de traslado.
"Pero, a finales del año pasado empezaron las labores de restructuración, por lo que nuevamente aumentó el tiempo (de traslado) y tomé la decisión de cambiarme de casa", agregó.
Falta de transporte
Aurora Estrada coincide con la postura de Rocío sobre la escases de unidades de transporte que suplan la ruta de la Línea Dorada. Agrega además que entre una avenida estrecha, como lo es la de Tláhuac, y reglas de movilidad inexistentes en el sitio, se genera un caos que ha causado retrasos en los recorridos de más de uno.
"Son muchos problemas para que pase un camión del tamaño del RTP en una avenida tan estrecha, luego el Metrobús, más los autos, camiones, los traslados se hacen mucho más lentos.
"Hay pocas unidades y eso hace que tengas que buscar otras formas de transportarte desde el centro de la ciudad hasta acá", dijo a MILENIO.
Aurora menciona que en una ocasión, tuvo que ir al Metro Zapata y cuando quiso regresar a su hogar, en Tláhuac, los RTP's "estaban completamente llenos y pasaban muy pocas veces".
"Tuve que trasladarme en otro camión RTP, pero que nada más iba hacia Atlalilco. Una vez ahí, me subí a un microbús y el problema es que son rápidos pero son inseguros.
"En avenida Tláhuac no hay respeto por las reglas viales, las combis se atraviesan, llegan a chocar con el Metrobús y se genera una rebambaramba", dijo.
FS