Casa de Aramberri: ¿Existió un loro que repetía "no me mates, Gabriel"? Los mitos del crimen en NL

Te decimos cómo la policía dio con los asesinos y si existió esta ave que supuestamente "confesó" que Gabriel mató a madre e hija.

Casa de Aramberri en centro de Monterrey | Leonel Rocha
, Rosario Cerda y Nicole Ruiz
Monterrey, Nuevo León /

La casa de la calle Aramberri sigue guardando misterio tras 90 años del crimen de Antonia Lozano y su hija Florinda Montemayor. Uno de los relatos contados en la sociedad regiomontana señala que había un loro en la familia que supuestamente ayudó a dar con los implicados tras “una confesión”.

Este tipo de aves tienen la capacidad de reproducir sonidos, pero qué tan cierto es que aquel 5 de abril de 1933 fue testigo importante en el robo y crimen cometido en la casa con el numeral 1026 en el centro de Monterrey.



De crimen a leyenda


Según se cuenta, la familia Montemayor tenía un loro que repetía “No me mates Gabriel, no me mates” cuando el señor Delfino Montemayor llegó de trabajar y encontró los cuerpos de su esposa e hija en una aterradora escena.

En la casa no había señales de haber sido forzada la puerta, por lo que levantaron sospechas en los policías de que los responsables de dicho asesinato ingresaron con el consentimiento de las mujeres.

El loro aparece ilustrado en un cómic de Sergio Neri, quien pidió a los regios que contaran historias extrañas para su proyecto. 



El mito de la casa de Aramberri 

De acuerdo con el historiador Leonardo Marrufo, en el archivo que existe del caso no menciona la supuesta confesión del loro.

“Entre las leyendas y mitos de este crimen se dice que se les dio la ley fuga y que el famoso perico les dijo ‘no me mates’, el expediente es muy claro, agarraron a Gabriel en la carnicería, él dice que conoce a los sobrinos de Delfino y ellos involucran a los otros”, narra el historiador Leonardo Marrufo.

Casa de Aramberri en Monterrey, NL | Leonel Rocha

Gabriel, el implicado en el crimen

En el expediente que se encuentra en el Archivo General del Estado, sí se menciona a un hombre llamado Gabriel, pero no es el sobrino de la familia, sino es el dueño de una carnicería que se ubica en las calles Doctor Coss y Abasolo.

El asesinato fue cometido por Fernando y Heliodoro Montemayor, sobrinos de Delfino, mientras que sus cómplices fueron Gabriel Villarreal, Emeterio González y Pedro Ulloa.

El documento oficial además contiene datos del informe hecho a la autoridad policial aquel 5 de abril de 1933, en el que se detalla que los encargados de seguridad siguieron el rastro de sangre desde la casona ubicada en la calle de Aramberri hasta una carnicería que pertenecía a Gabriel Villarreal, uno de los cómplices.

“Llegaron a la carnicería de Gabriel Villarreal y ahí encontraron varias prendas, camisas, pantalones, llenas de sangre y llamaron la atención (de la policía) una camisa que tenía los puños llenos de sangre”, dice el historiador.

Luego de esto, los dos autores materiales de la muerte de madre e hija, así como de los cómplices fueron detenidos.


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