Vecinos de Eduardo Salomón se sienten inseguros hasta en sus casas

Aseguran que el fraccionamiento Fresnos II, en Tlajomulco de Zúñiga se convirtió en un lugar sin vida e inseguro, algunos hasta optaron por mudarse y los que permanecen viven con miedo y piden haya más patrullajes

El fraccionamiento Fresnos II, en Tlajomulco de Zúñiga se convirtió en un lugar sin vida. (Josefina Ruíz)
Josefina Ruiz
Guadalajara /

Lo que debería ser un espacio seguro para los vecinos que viven en el fraccionamiento Fresnos II, en Tlajomulco de Zúñiga se convirtió en un lugar sin vida e inseguro, luego de que el pasado viernes sujetos encapuchados y armados irrumpieran la tranquilidad de los vecinos e ingresaran a la fuerza a una de las viviendas y se llevaran a Eduardo Salomón contra su voluntad.

“Ya para todos lados cargo a mi hija ya no es lo mismo ya no la puedo dejar en la casa porque pues ya no estamos seguros ni en la casa. Incluso le he llamado la atención a mi hijo de que no estuviera en la calle tanto tiempo justamente por lo que ha pasado en las últimas horas en los últimos días”, relató una vecina del fraccionamiento.

La mayoría de la gente que vive en este fraccionamiento compró su casa con la intensión de tener un patrimonio propio sin imaginar que años después serian testigos de unos de los sucesos más escalofriantes.

Ayer, familia y vecinos le dieron santa sepultura a Eduardo Salomón de apenas 16 años de edad. Por lo sucedido hay quienes ya prefirieron tomar sus cosas y mudarse.

“Sí de hecho una señora vio muchas cosas de lo que pasó con Lalo y por  miedo de que algo le pasara por ver toda esa escena se fue, y si ha habido personas que se van por el miedo. Los vecinos que vivían en la casa donde pasaron las cosas no se encuentran”, dijo otro vecino.

Una vecina mencionó que los padres de Lalo y sus hermanos regresaron la mañana de este miércoles a su casa, sin embargo, debido al dolor y el miedo a recibir represalias ya no regresaran a la que por varios años fue su hogar.

“Vinieron y nomás dijeron que se iban a ir y que iban a estar viniendo para visitarnos, pero sí se iban a ir. Yo creo que les da ya miedo regresar”, aseguró la mujer.

La finca marcada con el número 31-B de la calle Circuito Bambú de este fraccionamiento es donde vivía Lalo. Sus vecinos colocaron en el cancel un moño color negro acompañado por dos fotografías de él, en una destaca por su sonrisa.

En forma de una cruz colocaron veladores que aún continúan encendidas y un ramo de flores. El cancel permanece cerrado con una cadena y un candado de seguridad.

Además de exigir justicia por el caso del joven sus vecinos piden a las autoridades se incremente la seguridad y vigilancia en el fraccionamiento que hasta hace unos días era considerado por algunos seguros.

“Que manden más patrullas para sentirnos más seguros y que descanse en paz Lalo”.

MC

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