Alejandra Pérez creció bajo las creencias de la Iglesia católica, pero hace una década las respuestas que recibía de esa institución religiosa no funcionaron para el complejo momento personal que atravesaba. Buscó ayuda psicológica profesional, pero tampoco encontró soluciones como ella esperaba. Al final, encontró el consuelo que necesitaba en una iglesia cristiana pentecostés.
Con 40 años y habitante de la Ciudad de México, Alejandra aceptó la invitación para ir a una reunión de otra iglesia.
“Me gustó mucho. No sé si era mi necesidad de encontrar algo, pero en esa reunión encontré una paz muy bonita, y por eso seguí reuniéndome con esas personas, lo hago hasta la fecha y junto con mi familia”.
Le agradó el trato directo que tenía con la autoridad de la iglesia, el pastor. “No importa la hora. Él está disponible las 24 horas para guiar a las personas que lo necesiten”, asegura, y lo contrasta con lo que sucede en la Iglesia católica, donde el acercamiento con el cura es somero. “Afecta porque tú tienes una necesidad, hambre de Dios y quieres aprender. Yo tenía muchas dudas y con el catolicismo, en las misas, no las resolvía”.
Alejandra dice que la institución católica la decepcionó, además, por sus escándalos de pederastia.
“Hemos visto tanta mentira y maldad dentro de las iglesias católicas”, que optó por buscar otros caminos para su necesidad espiritual.
María Concepción Vázquez, por su parte, acudía antes a la misa católica, pero ya no lo hace por falta de tiempo y porque considera que acudir o no a la ceremonia no modifica su vida.
“Soy católica porque es lo que se me inculcó, y pienso que es bueno serlo. Pero ir a misa no es indispensable, pues solo se trata de ir a escuchar al cura y, cuando sales de la misa, escuchas a gente criticar a otras. No me gusta. Yo tengo mi altar en casa y pienso que Dios está contigo en todas partes. Cuando uno está bien consigo mismo, ir a misa no hace la diferencia”, opina.
Alejandra y María Concepción son personas que ya no asisten a las misas de la iglesia con sede vaticana. Una porque cambió de religión y, la otra, porque la ceremonia no le es vital en su formación.
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda 2020, el último del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la población en México era entonces de 126 millones 14 mil 24 personas. De ese total, el 71.5 por ciento mayor a cinco años dijo ser católico, es decir, 90 millones 224 mil 559 habitantes.
Y si bien sigue siendo la gran mayoría, si se comparan estos datos con el censo de 2010, se encuentra que la población total de católicos disminuyó 3.5 por ciento.
La crisis del catolicismo también puede palparse en la cantidad de templos cerrados. De acuerdo con datos de la Arquidiócesis de México, las parroquias en funcionamiento pasaron de 456 en 2013 a 306 en 2021, una disminución del 32.8 por ciento.
En ese mismo periodo, los sacerdotes en activo bajaron de mil 631 a mil 422, una caída del 12.8 por ciento; en tanto que los bautizados tuvieron un descenso de 32.8 por ciento: menguaron de 7.3 a 4.9 millones.
La información eclesiástica señala que si en 2013 había 4 mil 515 católicos por cada sacerdote, para 2021 se registraron 3 mil 481 feligreses por cada cura.
Ateísmo y otras religiones subieron 71 por ciento
Roberto Blancarte, profesor investigador de El Colegio de México y especializado en religión, explica que uno de los factores principales por los que muchas personas han abandonado el credo católico es que la Iglesia ha tenido, históricamente, un número bajo de sacerdotes y, por lo tanto, “su atención pastoral tiende a ser muy burocrática y poco específica para las necesidades religiosas de la gente”.
Explica que en la medida en que han surgido otras opciones religiosas, “menos burocratizadas, con más cercanía a la gente, en términos de atención a las necesidades específicas, mucha gente se ha reorientado hacia otras opciones eclesiásticas o religiosas en general”.
Coincide en que otros elementos de explicación para el descenso de la grey son los escándalos de pederastas o pedofilia de parte de sacerdotes o miembros de la Iglesia católica. “Eso también ha afectado mucho la imagen”, indica el especialista.
Blancarte hace notar también otro fenómeno: existe un incremento de las personas que se asumen como no religiosas o no participantes de una institución religiosa.
Según los datos de Inegi, las personas de cinco años o más con religión distinta a la católica pasó en una década de 10 millones 76 mil 56, a 16 millones 118 mil 762 personas. El aumento es de casi 60 por ciento.
Además, la población de cinco años o más sin religión –los que se asumen como agnósticos o ateos– subió de 4 millones 660 mil 692 a 9 millones 156 mil 555 personas. El alza es enorme, de 96.4 por ciento.
Sumados los dos factores, es decir, personas con una religión distinta a la católica y los que no se reconocen en religión alguna, se percibe un cambio en la tendencia, en tan solo una década, que llega al 71.51 por ciento.
“Sucede en todas las edades. Lo que pasa es que la gente ya no necesariamente cree en lo que la doctrina católica dice. Las personas, incluso de mayor edad, ya no creen en este tipo de Dios. Cree en otro tipo de ser supremo, ligado a energía cósmica y no necesariamente en Jesús de Nazaret. No son solo los jóvenes”.
Es probable que el abandono de la Iglesia católica se explique también por la postura conservadora de la institución ante temas como los derechos de mujeres y de otros grupos sociales, pero esos factores no pesan tanto.
“Mucha gente que se aleja del catolicismo es muy conservadora también. Sencillamente están buscando otras respuestas religiosas que les den más sentido a sus dudas espirituales”, expone el experto.
El fenómeno es complejo, reconoce Blancarte, porque “en algunos casos, hay personas que buscan posturas más conservadoras. Grupos de clase media baja, por ejemplo, que se vuelven a iglesias protestantes evangélicas, no son modernos liberales que busquen respuestas a los derechos sexuales y reproductivos”.
Incluso, apunta, los católicos suelen ser, en términos generales, más liberales que los protestantes evangélicos.
“No importa el número, sino la calidad de los creyentes”
Alejandra Pérez considera que cada vez hay más personas que se alejan del catolicismo y no van a misa porque “no existe compromiso”.
En su iglesia, indica, “sabemos cuáles son los días de servicio y debemos de darnos el tiempo para estar listos. Tenemos un compromiso, que hoy en día la gente ya no quiere asumir”.
Insiste en que en su iglesia cristiana pentecostés el acercamiento con el líder es mayor. “Hay más confianza. Si tienes dudas, preguntas, es distinto. En una misa, no se maneja así, nunca lo vi”, reflexiona.
José de Jesús Aguilar, subdirector de Radio y Televisión del Arzobispado de México, reconoce que los escándalos de pederastia y otros factores han contribuido a que personas abandonen la Iglesia católica.
“En México, desde el punto de vista de las religiones o los credos, actualmente hay una gran diversidad de opciones. Si hablamos del cristianismo, están la Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Iglesia mormona, Iglesia pentecostal, Testigos de Jehová, etc".
"Esto no existía antes. La gente tiene más opciones para elegir. En las iglesias minoritarias, al tener menos gente que atender, quizás hay una mejor atención para quienes solicitan sus servicios”, acepta.
En el país, incluso, existen personas que se han cambiado a grupos budistas o al Islam, lo cual sucede particularmente en el sur mexicano.
Reconoce que los escándalos de pederastia por parte de sacerdotes también han contribuido a los cambios religiosos de las personas.
“Esto propició que mucha gente se sintiera defraudada por la Iglesia y ocasionó decepción”, dice, autocrítico.
Aguilar, sin embargo, insiste en que la Iglesia católica no percibe menos asistencia de católicos a las misas. Al contrario, considera que aumentó tras la pandemia de Covid-19.
—¿Está preocupada la Iglesia católica por el abandono de personas?
—No es tan importante el número, sino la calidad de los creyentes. Mucha gente en las encuestas aparece como católico pero en realidad no lo es. Se dicen católicos porque siguen una cierta tradición, porque los bautizaron, porque se casan en la iglesia, pero en el fondo no son católicos. No tienen ningún compromiso, mezclan el cristianismo con el tarot, con la Santa Muerte, con una gran cantidad de cosas que son totalmente ajenas a la Iglesia.
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El especialista Roberto Blancarte considera que a la jerarquía católica no le gusta admitir la magnitud del cambio, de cómo está disminuyendo el número de fieles en sus templos “No es nuevo esto, pero [la jerarquía] tampoco ha encontrado las respuestas adecuadas a este fenómeno por, entre otras cosas, las dificultades estructurales”.
Comenta el caso de las numerosas conversiones entre grupos indígenas en el sureste del país. “Ahí la Biblia fue traducida a sus idiomas y ellos pudieron desarrollar liderazgos autóctonos. La Iglesia católica no necesariamente tiene la capacidad para desarrollar ministerios sacerdotales que hablen el idioma, y por eso han surgido tantas iglesias pequeñas en el sureste y que se han vuelto muy numerosas en términos de membresía”, resume.
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