El cacareo suena desde las 06:00 horas en casa de los Gárnica, en la alcaldía de Magdalena Contreras, al sur poniente de la Ciudad de México. Paulina, nutrióloga de profesión, pero avicultora de pasión, comienza el cuidado diario de 420 gallinas en su criadero con el objeto de producir huevos 100 por ciento orgánicos.
Desde hace cuatro años, Paulina decidió aventurarse a la producción de alimentos libres de pesticida. La forma más viable fue ver en las gallinas la oportunidad para brindar alimentos de calidad, ofreciendo experiencia clínica y práctica que le dejaron sus estudios en la universidad.
“A raíz de la práctica clínica, me decían que era mejor si el ser humano consumía un producto orgánico. Empecé a investigar por mi propia iniciativa. El paso inicial era producir alimentos para mí y para mi familia”, contó en entrevista con MILENIO.
El sueño comenzó con la crianza de dos gallinas y un gallo que producían cinco huevos por semana. Después de algunos meses, ya había 15 gallinas con una producción de seis kilos por semana. Las aves necesitaban alimento rico en proteína y agua constante.
“Para que un alimento sea agroecológico, deben de tener tres puntos básicos: que los animales están criados bajo los estándares de bienestar animal –que las gallinas no estén mutiladas, que su pico este entero, libres de sed, hambre y enfermedades-. El siguiente punto es procurar que los ecosistemas no se vean dañados en la producción de los alimentos y que la alimentación de las gallinas sea natural”, precisó mientras alimentaba con maíz a sus ejemplares provenientes del centro y norte del país.
Los cuidados dieron resultados y el negocio progresa. Después de dos años, la producción ya había superado las 200 especies, y a cuatro años de su fundación, en Huerto "Las Luciérnagas" se producen 350 huevos diarios que tiñen de color marrón, azul, verde y crema los nidos dentro del gallinero, gracias al cuidado de 420 gallinas.
“Les gusta mucho el producto porque el huevo es más fresco y tiene otro sabor más rico. Acá mandamos los pedidos como nos lo pide el cliente, si lo quieren de un solo color, bicolor o combinado. Consumimos algo natural, fresco y de calidad, porque vemos que las gallinas se alimentan bien y lo que estamos consumiendo es un alimento nutritivo, bueno, de calidad”, platicó Elena Cecilio, quien también atiende a las gallinas.
El huevo orgánico de la familia Garnica se vende en cinco pesos la pieza y se distribuye en todo el sur de la Ciudad de México. Además, se crea composta con las heces de la gallina para mejorar la producción de otras verduras y legumbres que se producen en la zona.
El objetivo para el 2023 es poder expandirse a toda la Ciudad de México y mejorar la calidad de los platillos que se consumen en los hogares mexicanos.
“Es un camino que hay que ir siguiendo para aprender las cosas que hay que saber cómo cuidarlas. Cuando entiendes bien cuál es su comportamiento, que es lo que necesitan, se equilibra lo que ellas producen, con lo que se genera con la venta del huevo y si se hace productivo. Creo que más mexicanos deberían de crear sus propios huertos y mejorar los platos de sus casa”, destacó.
EHR