"Extrañábamos venir": familia viaja desde Chiapas para visitar Papalote Museo del Niño

La familia aprovechó sus vacaciones en la Ciudad de México para acudir a la reapertura del museo, tras más de un año en confinamiento por covid-19.

La familia viajó desde Chiapas para visitar el Museo del Niño. | Fernanda Salinas
Fernanda Salinas
Ciudad de México /

Camila y Melisa, dos niñas originarias de Chiapas, aprovecharon su viaje familiar en la Ciudad de México para asistir a la reapertura del Papalote Museo del Niño, pues aseguraron que tras más de un año de confinamiento por la pandemia de coronavirus ya extrañaban las actividades que ofrece el recinto.

Con cubrebocas rosas, su cabello trenzado y felices por estar aquí, las hermanas de nueve y seis años de edad, respectivamente, disfrutaron de un recorrido por todas las áreas del museo, en donde observaron asombradas los cambios que ha tenido.

“Habíamos venido antes y la verdad ya extrañábamos visitar estos lugares”, afirmó una de las hermanas mientras esperaba su turno para subir a la cama de clavos.

Camila, quien ha tomado clases en línea y confiesa que también extraña a sus amigas, contó a MILENIO que una de las cosas más emocionantes de su visita al museo es el poder convivir con más niños, ya que en Tuxtla Gutiérrez, únicamente ha salido de su hogar para visitar a sus familiares.

Destacó que uno de sus pasatiempos favoritos es ver televisión y anhela regresar a clases presenciales a tiempo para conocer la escuela donde cursará tres años de secundaria.

Melisa, quien entró a primero de primaria en el reciente inicio del ciclo escolar, también ha tomado clases en línea y se dice muy feliz de disfrutar del lugar.


Corriendo en las áreas verdes, recogiendo flores y siguiendo el paso de su hermana, la niña de seis años dijo que su atracción favorita fue el área de las burbujas, en dónde a través de aros de distintos tamaños se forman estas figuras de jabón que divirtieron a toda la familia.

En todo momento, las hermanas portaron su cubrebocas, pues su madre, Judit Gutiérrez, les ha explicado en repetidas ocasiones la importancia de seguir las medidas sanitarias para evitar contagios de coronavirus.

La señora de 41 años aseguró a MILENIO que habían planeado visitar el lugar durante las vacaciones, sin embargo, pensaron que habría mucha gente y decidieron esperar a que el regreso a clases ocurriera para que el sitio fuera menos concurrido.

“Mi esposo y yo les hemos explicado la importancia del cubrebocas, siempre traemos la careta y nos desinfectamos.
“Estamos felices de estar aquí porque ya era necesario salir un poco, sobre todo por ellas (sus hijas), que han estado en confinamiento”, afirmó.

A la familia que llegó el martes pasado a la ciudad, también le tocó presenciar el sismo de 7.1 del martes pasado, ante lo que reconocieron que pasaron momentos de tensión pero están acostumbrados ya que en la zona donde habitan es recurrente que se lleguen a registrar temblores.

“Llegamos al hotel y casi después fue el sismo. Sonó la alarma y evacuamos rápido. Todo bien, ya estamos acostumbrados porque allá tiembla seguido”, mencionó.


Durante su corta estancia en la Ciudad de México, también han visitado el Zoológico de Chapultepec y ante las remodelaciones a las que han sido sometidos los lugares, afirman que cada vez se ven más bonitos.

Con el tiempo contado y luego de haber permanecido en el Museo del Niño por alrededor de cinco horas, los cuatro integrantes de la familia Gutiérrez salieron del museo con destino a su hotel, pues deben preparar sus maletas ya que mañana regresan a su natal Chiapas.

Durante la reapertura del museo, los juegos más concurridos fueron el supermercado de Chedraui, donde los más pequeños podían disfrutar de simular realizar compras; las chinampas, que es una isla artificial en donde se cultivan alimentos; la cama de clavos y las burbujas.

Y sin duda, el monstruo come pesadillas fue una de las atracciones favoritas de chicos y grandes, ya que podían escribir sus más grandes miedos y luego echarlos en la boca del dragón.

Otro de los sitios que recibió más visitantes fue el área de talleres, en donde se podían construir cohetes, animar objetos, dibujar y crear robots.

Todos estos talleres tenían aforos limitados que variaban entre los 2 y 10 niños.

El lugar cuenta con diversas señalizaciones que indican la ubicación de los sitios de interés como áreas de comida, salida, sanitarios y áreas de juego.

Los pequeños en todo momento portaban cubrebocas y en caso de querer quitárselo, sus padres rápidamente se los colocaban nuevamente.

En la entrada de cada juego, los trabajadores aplican gel antibacterial y en algunos se realiza la toma de temperatura.

Asimismo, personal de limpieza se encarga de desinfectar las áreas de juego, el piso y constantemente sanitizaba el material de trabajo de los diversos talleres.


FLC

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