Desde hace cinco años, Mónica desea que el 19 de septiembre no llegue. Esta fecha en el calendario, dice, es revivir una herida que han ido sanando con el tiempo, ya que ese día su hija Dani, de siete años, murió tras el colapso del Colegio Enrique Rébsamen, el cual se desplomó durante el sismo de 2017 en la Ciudad de México; predio en el que fallecieron otros 18 menores y siete adultos.
El proceso de sanación no sólo ha significado un dolor emocional, sino que desde 2020 habían luchado para que las autoridades, en especial la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAVI), reparara de manera integral los daños ocasionados a la familia tras la muerte de Dani.
La mujer consideró que aunque como víctima tienen derecho a una compensación económica, el hecho de pensarlo la pone mal y le duele, ya que para ella la vida de su hija y la de las personas fallecidas en el sismo no tiene precio; sin embargo, sí exige que se haga justicia y las autoridades no sean omisas de lo que por ley les corresponde.
Un Tribunal Colegiado ordenó a la CEAVI dejar sin efecto la resolución de compensación que dictó el 23 de octubre de 2020 para que vuelva a analizar los montos de reparación que debe otorgar a la familia de Dani.
El amparo fue interpuesto por sus padres Carlos y Mónica ante el Juzgado Séptimo de Distrito en Materia Administrativa de la Ciudad de México, pero fue sobreseído, por lo que decidieron interponer un recurso de revisión.
Mónica expresa que pese a ser un día de dolor, la búsqueda de justicia para su hija aminora la ausencia de su niña de siete años. El tema de la reparación de daños, dice, causó mucho conflicto al tener que involucrarse en temas jurídicos que para ellos como familia eran ajenos.
"Fue un tanto complicado desde un inicio porque hablar de dinero no es fácil, no es algo que nosotros hemos buscado y nos ha causado mucho conflicto hablar de reparación del daño, independientemente de que la gente no conoce estos términos y no sabe que es un derecho que tenemos como víctimas.
"Se habla de repente que los papás se quieren hacer ricos o ya están buscando dinero, o ya le pusieron precio a la vida de sus hijos, y eso te aumenta el dolor de la perdida y a parte la opinión pública te juzga", cuenta en entrevista con MILENIO.
La madre de Dani expresó que la CEAVI, "en lugar de apoyar a las víctimas se estaba poniendo del lado del gobierno, fue un golpe muy duro", de manera que decidieron no estar de acuerdo con la resolución de la Comisión de Víctimas.
La CEAVI, señala la resolución, no argumentó por qué 203 mil 509.42 pesos para la familia de Dani “N” era la cantidad adecuada para satisfacer los conceptos de tratamientos médicos o terapéuticos solicitados.
Mónica insiste que la ciudadanía entienda que exigir una revaloración de la reparación del daño, "no es únicamente lo económico" toda vez que "ese es el fin último", pues nunca le ha puesto precio a la vida de su pequeña Dani.
"Duele mucho el pensar que gente crea eso, pero es un derecho que nosotros como víctimas tenemos y lo que no se nos hace justo es que la autoridad lo quiera minimizar o se quiera ahorrar unos pesos, cuando lo que pasó es consecuencia de cosas que no hizo el gobierno cuando debía", expresó.
Asimismo reitera que en términos de montos, no importa si la reparación "es de un peso o dos, u otra cantidad", pues como familia buscaron que quedara asentado que debía incluirse el proyecto de vida para su hija.
"Estamos hablando estrictamente de lo legal, no es que al papá se le antoja que le paguen un cuatro de millón de pesos, no; nunca le vamos a poner precio a la vida de una persona y mucho menos a una niña de siete años que estaba empezando a vivir y que tenía toda la vida por delante", añade.
"Aún es un día muy triste"
Mónica detalló que en cuanto a gastos médicos, algunos padres han tenido consecuencias en su salud, por lo que se solicitó apoyo a la CEAVI y que se consideren los gastos que como familias han tenido que erogar en tratamientos de terapia o tanatología, a raíz de lo que sucedió.
Para la mamá de Dani, en este día muchos recuerdos llegan, pero con el apoyo de amigos y familiares que conocieron de lo que ha pasado la apoyan dándole palabras de aliento pues "aún es un día muy triste a pesar de que la gente pueda pensar que ya pasaron cinco años, duele mucho".
"Son fechas complicadas, es un mes pesado. En específico es recordar y la fecha es complicada para la ciudad como tal. Hemos ido trabajando, estoy bien y estaría mejor si mi hija estuviera conmigo (…) es un día en el calendario que no me gusta que llegue", expresó.
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