El discurso oficial del gobierno mexicano en materia educativa asegura que la prioridad está puesta en la revalorización magisterial y en colocar a los niños, niñas y adolescentes al centro, no obstante, el presupuesto que se les destina refleja un abandono, afirmó Arcelia Martínez Bordón, académica de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Durante la conferencia "Los retos del sistema educativo nacional y las grandes líneas de política para atenderlos", organizada por la UIA, la especialista aseguró que las promesas de apoyo sólo se queda en el discurso, ya que en 2020, por ejemplo, hubo un recorte muy importante al presupuesto destinado al desarrollo profesional docente, del orden del 60.1 por ciento; además de que no hubo un incremento, sino también un recorte de 3.5 por ciento al presupuesto de la educación inicial, no obstante que este nivel se volvió obligatorio con la reforma educativa de 2019.
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En contraste, dijo, la prioridad en el gasto educativo se ha puesto en las transferencias de dinero a partir de becas: en el Programa Nacional de Becas para el Bienestar Benito Juárez, para educación media superior, que tras un incremento del 62 por ciento representa el 25.4 del gasto total en ese nivel educativo; y en el programa Jóvenes Escribiendo el Futuro, que luego de un incremento del 73.8 por ciento concentra el 5.8 por ciento del total del presupuesto para educación superior.
Agregó que no sólo se trata de otorgar becas, pues la investigación y evaluación educativa han dado cuenta de que se necesita una mejor planeación de las políticas, con presupuestos bien pensados, articulados y sostenidos para la preparación y capacitación docente, la mejora de la infraestructura escolar, el equipamiento y la conectividad , la elaboración planeada y no apresurada de los libros de texto, entre otras cosas, para continuar con programas e intervenciones que han mostrado su efectividad.
La especialista explicó que para el ciclo escolar 2018-2019 el sistema educativo nacional contaba con más de 36 millones de estudiantes, desde preescolar hasta educación superior, poco menos de 260 mil escuelas y alrededor de dos millones de docentes para todos los niveles.
Entre los principales retos que enfrenta este sistema, indicó, son la equidad y calidad, que conllevan rezagos importantes que desembocan en la deserción en el nivel medio superior y en el bajo nivel de logro de aprendizajes, hoy agravado por la pandemia después de un año de educación a distancia.
Sobre la permanencia en el sistema, advirtió que previo al problema de la pandemia por covid-19, el sistema educativo ya era “un embudo”. Al analizar, por ejemplo, el tránsito escolar de las y los alumnos, se observa que de 100 que ingresaron a la primaria en el ciclo escolar 2002-2003, egresaron 92; de esos, 88 ingresaron a secundaria y egresaron 73; luego, 70 ingresaron a bachillerato o a una opción profesional técnica, pero sólo 47 terminaron una u otra; de estos 47, 35 ingresaron a la universidad y sólo la concluyeron 25 en el ciclo 2018-2019.
Por ello, la urgencia de atender con presupuestos y políticas públicas el rezago educativo que se provocará tras la emergencia sanitaria.
FS