Sacramento Quiroz Morales, de 68 años de edad, acudió al Hospital de Especialidades Belisario Domínguez desde las 08:00 horas para ser atendido. Sentado en la banqueta y con un tanque de oxígeno prestado, Sacramento y su familia esperaron a que lo admitieran para tratarlo por covid-19.
Su familia salió de su casa en Iztapalapa desde las 06:00 horas porque a Sacramento le faltaba oxígeno y no podía respirar. Tres días antes le habían realizado una prueba de covid-19 a la que resultó positivo y fue en este amanecer navideño que su situación se complicó.
- Te recomendamos Paciente con covid-19 es acusado de asesinar a compañero de habitación en hospital de EU Estados Unidos
“Llegamos y lo ingresamos a las seis de la mañana, ahí lo tuvieron en una silla, sin oxígeno porque no tenían y dos horas después nos dijeron que no lo podían atender porque no tenían camas, ni oxígeno y que lo lleváramos a otro lado”, denunció Araceli, hermana de Sacramento.
Pese a su situación, las autoridades del hospital no les dieron otra alternativa, por lo que la familia tuvo que abandonar las instalaciones. Sin embargo, no se fueron del centro médico, pues sacaron una silla que estaba en el estacionamiento y esperaron en la banqueta.
Luego de una llamada al 911, una ambulancia del Escuadrón de Rescate de Urgencias Médicas ERUM acudió a su paradero y les prestó un tanque de oxígeno, para después trasladarlo a un hospital en Cuautitlán.
Luego de cuatro horas de espera, Sacramento fue trasladado a un centro médico en el Estado de México.
Tras 8 horas de espera, es atendido en hospital del Edomex
Fueron casi 8 horas de angustia: desde las 06:00 horas en que ingresó a un hospital, que dos horas después lo rechazó, hasta casi al filo de las 14:00 horas que fue ingresado en una clínica del Estado de México.
Para toda la familia Quiroz que vive en la colonia Fuego Nuevo en Iztapalapa, la Nochebuena y Navidad fue algo inolvidable: en vela, junto a un enfermo y sin ayuda de nadie. Sacramento ya no podía respirar.
Su hermana Araceli le reprochó a las autoridades médicas de este hospital: “llegamos y lo ingresamos a las 6 de la mañana, ahí lo tuvieron en una silla sin oxígeno porque no tenían y dos horas después nos dijeron que no lo podían atender porque no tenían camas, ni oxígeno y que lo lleváramos a otro lado”.
Sin embargo, aquí mismo no les dieron otra alternativa. Tuvieron que abandonar las instalaciones de dónde la familia misma sacó una silla que estaba en el estacionamiento y lo sentaron en la banqueta.
Por el 911 les enviaron una ambulancia del Escuadrón de Rescate de Urgencias Médicas (ERUM), quien les prestó un tanque de oxígeno para Sacramento.
Más tarde llegó otra ambulancia del ERUM, a las 11: 46 lo trasladó a la clínica 76 del IMSS en el municipio de Ecatepec, Estado de México.
Entrevistada en la banqueta de ese hospital la misma Araceli, afirma que reportaron a los médicos que Sacramento no podía respirar “pero adentro nos dijeron que no había camas disponibles. No es justo que nos tengan esperando”.
“Esta es la hoja que nos dio el doctor es la nota de urgencias que indica que lo tenemos que llevar a otro lado porque está bien grave y que aquí no tenían ni servicio, ni de cama, ni de oxígeno.
“El doctor Luis Ángel Beltrán Hernández, dijo de propia boca que no había ni camas, ni oxígeno que estaban bien saturados…”, indicó Ana Bertha Salas, su esposa.
Antes de estar en la banqueta, Sacramento, que se dedica a la albañilería, había estado por tres días aislado en su domicilio una vez que salió positivo en la prueba de covid-19. Ahora que lo requería se encontró que no hay lugares en los hospitales de la Ciudad de México.
“Dicen que están saturados todos, allá dentro nos dijeron que están saturados, no se vale que estemos aquí afuera”, dice su hermana Araceli.
No obstante de que este hospital está saturado en su estacionamiento fueron colocadas desde marzo pasado unas carpas blancas para prever, precisamente lo que ahora sucede: la saturación.
Afortunadamente esas carpas nunca fueron utilizadas. Sin embargo en la segunda ola de la pandemia, cuando más se necesitan camas esas carpas lucen abandonadas.
Hace hace veinte días ese espacio fue limpiado y acondicionado por si acaso pero… Ahí están vacías.
Al final de su peregrinar su esposa Ana Bertha Salas, informó que ya estaba siendo atendido en esa clínica del IMSS, “tiene una neumonía muy fuerte pero ya le pusieron oxígeno con medicamento pues la doctora dijo que venía muy mal de la oxigenación”.
Para toda la familia Quiroz esta fue una nochebuena y Navidad de lo más triste. Encerrados con su enfermo.
lp/jlmr