Ayer, el panteón San Isidro de la alcaldía Azcapotzalco recibió el cuerpo de Roberta Citlali 'N', menor de 13 años que se suicidó el 28 de febrero en un refugio para víctimas a cargo de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX).
De acuerdo con una denuncia presentada por una vecina, la adolescente fue abandonada por sus padres y habría sufrido maltrato severo de su abuela y tíos por lo que fue ingresada al Refugio Especializado para Mujeres, Niños y Niñas Víctimas del delito de Trata, donde su cuerpo fue localizado sin vida.
"La encontré en una situación muy deplorable, muy golpeada, la pelaron, la raparon, yo le pregunté a Citlali por qué la raparon… ella me comentó que porque sus familiares, sus tíos no querían que fuera niña", señaló Gabriela García, vecina de la menor.
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Roberta padecía ansiedad y estrés postraumático en grado clínico, por lo que recibía tratamiento médico suministrado por el Hospital Psiquiátrico Infantil.
Por cuatro días, nadie reclamó su cuerpo, por lo que el jueves 4 de marzo, vecinos y activistas lo hicieron para evitar que éste fuera a la fosa común y darle digna sepultura.
"Nosotras venimos aquí a hacerle un homenaje a darle unas últimas palabras y a meter un documento para pedirle a Claudia Sheinbaum y a Ernestina Godoy que nos expliquen qué sucedió en este caso y que nos den un detalle sobre la situación de los albergues para conocer las condiciones a las que están expuestas las víctimas", explicó una activista durante el homenaje.
Sin embargo no fue necesario, pues esa noche mientras realizaban un memorial en su honor afuera de las instalaciones del Instituto de Ciencias Forenses (Incifo), la madre de Roberta fue por sus restos.
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Tras sepultarla, la familia de la menor exigió que la Fiscalía investigue el caso y se comunique con ella, pues hasta ahora no han recibido detalles de lo que le ocurrió a Roberta Citlali 'N' en sus instalaciones.
A seis días de la muerte de la menor, la fiscal de Justicia de la Ciudad de México, Ernestina Godoy, no se ha pronunciado al respecto y el personal del refugio continúa laborando de manera habitual.
"La dependencia no nos da a saber qué está pasando, entonces es indignación, es dolor, es confusión, ahorita nosotros queremos que nos expliquen qué pasó. Yo solamente quiero justicia, que se haga justicia sobre las personas que tuvieron que ver en la situación", dijo a MILENIO una tía de Roberta.
mjsg