La luz, la flor y el incienso, son los tres elementos que para los habitantes de San Gabriel Chilac tienen un gran significado en las ofrendas que colocan a sus difuntos a partir de este 28 de octubre, donde cada hogar se distingue por la forma de como adornan y en esto las ceras decoradas tienen un lugar especial por la forma de como los artesanos logran vestirlas para hacerlas vistosas en los altares.
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En esta población varias personas se han dedicado a este oficio, adornar las ceras amarillas o blancas, lisas o labradas, los tamaños son diversos como también es la imaginación y el talento que cada quien aplica en estos trabajos artesanales que desde septiembre comienzan a hacer para vender en estos días.
Hay quienes por el tiempo que llevan decorando las ceras tienen su lista de clientes que realiza sus apartados, otros hacen variedad, las exhiben y la gente las compra sobre todo en estas fechas.
Esta es una tradición que tiene mas de un siglo, dice Karen Cantú Martínez, quien recuerda que su abuelita Matilde Bruno Flores, adornaba las ceras con papel china o crepe que ella cortaba dando diversas formas para envolverlas y posteriormente vendía para ser colocadas en la primera ofrenda.
Isidro Cantú Bruno siguió con esta tradición que hasta hoy realiza cuidadosamente colocando a las ceras que son para niños o jóvenes, flores y moño blanco que combina si así lo prefiere el cliente con otros adornos rosa o azules, mientras que para los adultos los colores de los adornos son más oscuros.
Regularmente la primera cera adornada que recibe un difunto, son regaladas por amigos o familiares que llevan este presente para que ilumine su estancia y camino, "hay quienes llegan a recibir hasta mas de 50 ceras adornadas el primer año", dice
El precio de las ceras adornadas varia de acuerdo al peso, la de medio kilo la llegan a vender en 230 pesos por pieza, con un solo ramo, la de un kilo que tiene tres ramos, vale 380 pesos, mientras que cera labrada la venden en 440 pesos, el precio para algunos podría ser caro porque equivale a uno o dos kilos de ceras normales, pero para quienes viven en esta población es seguir con una tradición que se ha venido enseñando a través de varias generaciones que preservan este gusto por tener un altar dedicado a los fieles difuntos, diferente.
CHM