Sergio es ciego. Cada equinoccio de los últimos 20 años, con su olfato, tacto y oído disfruta de una "limpia" en el cerro del Ixtépete, para recibir nueva energía y depurar vibras negativas.
"Es tener una plena consciencia del entorno que escuchó porque nosotros desarrollamos mucho el sentido del oído, por lo tanto tener una consciencia de nuestro entorno, es una apertura de la consciencia más que otra cosa", dijo Sergio Antonio Arreola Moreno.
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Durante éste puente vacacional, en la cima del cerro se realizaron rituales prehispánicos previo al equinoccio, con la intención de recibir la primavera con la mejor actitud.
"Son limpias energéticas con copal, todas esas personas que traen mala energía, mala vibra, les quitamos algo de lo que traen aquí", comentó Antonio López.
Personas de todas las edades se hacen una "limpia". Incluso los niños.
Como símbolo de paz y purificación, se acostumbra vestir de blanco.
"Significa el recibir la primavera en este equinoccio, es cuando el día y la noche miden exactamente lo mismo y entonces también se busca recibir el equilibrio que da estas dos partes", mencionó María Pacheco.
También se puede subir al Ixtépete para aprovechar el fuerte viento y volar un papalote.
"Muy padre, pues mira, pueden volar muy alto, estamos aprendiendo apenas a volarlos", destacó Esmeralda Gelisa García.
El sitio arqueológico data del año 650 a 750 Después de Cristo (D.C.), es una de las construcciones más representativas de la Tradición Grillo, que habitó entre 450 a 900 (D.C.).
Es un lugar apto para toda la familia.
El Ixtépete es escenario del misticismo prehispánico, donde basta con reflexionar en la cima y absorber la energía del sol durante el equinoccio, día que abre paso a la primavera y considerado como el más largo del año, al tener la misma duración de la noche.
JMH