Chalchihuitán, municipio donde no han funcionado los programas sociales

Los programas sociales han dejado de manifiesto que no se ha podido combatir la pobreza

Programas sociales adultos mayores.
Jhonatan González
Ciudad de México /

De acuerdo con investigadores de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), desde 1990 el estado sureño del país se ha enfilado en la lista de los estados más pobres de México, lo anterior como resultado de la política asistencialista que implementaron los gobiernos federales para erradicar el problema social.

Sin embargo, con el paso de los años, los programas sociales han dejado de manifiesto que no se ha podido combatir la pobreza al cien por ciento, pues en el último sexenio en Chiapas solo 25 mil personas dejaron la pobreza extrema y 302 mil habitantes dejaron de ser pobres moderados.

Chalchihuittán aislado

Enclavada entre las montañas de los Altos de Chiapas, se localiza el municipio de Chalchihuitán, el cual es considerado por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) como la octava demarcación a nivel nacional con mayor número de habitantes en situación de pobreza.

En entrevista para MILENIO, José Elías Hernández, sacerdote católico y párroco de la iglesia de San Pedro Chalchihuitán, asegura que el conflicto social con el municipio vecino de Chenalhó y el asilamiento por su ubicación geográfica, son dos de los factores que ha provocado que la pobreza vaya en crecimiento en este municipio.

“Recordar que Chalchihuitán es pura zona montaña, no hay centros turísticos, no es un lugar de paso y tampoco hay actividades económicas fuertes o de mucho manejo, de mucha circulación, por eso ha sido un aislamiento y lo mismo ha ocurrido como el olvido de los gobiernos, tanto de los diferentes niveles, pues se ha abandonado este municipio”, puntualiza el sacerdote.

El líder religioso explica que a pesar de que las comunidades del municipio de Chalchihuitán son de antaño, los beneficios sociales n los ha alcanzado, pues aun existen localidades donde no cuentan con los servicios básicos, ni carreteras y menos energía eléctrica.

“Los mismo creo que ha ocurrido como el olvido de los gobiernos y tanto de los diferentes niveles, pues se ha abandonado este municipio y como hay centros turísticos, solamente las comunidades, el pueblo que va viviendo en el día a día, ha sido muy abandonado, hay comunidades que todavía no tienen carretera ni luz, entonces es sorprendente que esto ocurra en los Altos”, apunta.

También agrega que debido a la falta de empleos remunerados de acuerdo con la ley, las infancias y adolescencias no gozan del derecho de estudiar, pues muchos de ellos tienen que elegir entre comer y estudiar.

“Igual los niños no van a la escuela, aunque están las escuelas pero por los gastos y también cuando piensan que no hay buenas oportunidades pues para qué estudiar, en todo el municipio solo hay dos escuelas de media superior, uno está aquí en la cabecera el Cobach y en Xiquichulum, son las únicas (…) No hay universidad aquí en Chalchihuitán”, detalla.

El dolor de la pobreza


María y Antonia son parte de los 21 mil 915 habitantes registrados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática  (Inegi) en el censo de 2020, viven en una casa en condiciones de precariedad, las cual fue construida de madera en una comunidad que se localiza a tan solo 20 minutos de la cabecera municipal.

En el caso de María, una mujer de aproximadamente 62 años, además de enfrentar la pobreza, también sufre el duelo por la muerte de su hijo, quien tuvo que migrar de su comunidad hacia Cancún, Quintana Roo, pero ahí encontró la muerte.

La adulta mayor solo tiene una cama de madera donde cada día pasa la noche e intenta descansar de las jornadas de trabajo, pues al no tener agua potable camina hasta una hora hacia los manantiales, para lavara su ropa y acarrear en garrafas el que utiliza para consumo.

“No tengo agua entubada solo agua del pozo, camino 30 minutos para ir a traer mi agua y eso me ha dolido mucho los pies también y los mareos eso me imposibilita ir a traer agua (…) A mi me gustaría recibir también el apoyo de adultos, pero me han dicho que no cumplo con la edad, pero en realidad sí necesito este apoyo que reciben otras personas”, explica.

Mientras tanto, Antonio relata que su esposo tuvo que viajar a Sonora junto con su hijo de apenas 15 años, pues el dinero que ganan en la cosecha de café, el cual representa la única fuente de empleo de la zona, apenas y les alcanza para comer en un día, ya que el jornal es de tal solo 120 pesos.

“Aquí no hay trabajo, si trabajamos en los cafetales solo nos pagan 30 pesos la lata y si trabajamos por día nos pagan 120 pesos (…) Hay veces cuando llevo a todos mis hijitos también ayudan a cortar, a veces cortamos hasta 10 o 20 latas y es ahí cuando más o menos nos va mejor y hasta podemos comprar carne”, detalla la mujer.

Los habitantes de esta comunidad también carecen del servicio de drenaje, por lo que utilizan los baños en seco, sin embargo, durante la temporada de calor el olor llega a hostigar, que incluso les provoca enfermedades gastrointestinales y respiratorias, situación que los hace enfrentar a otra carencia, el servicio médico.

“Voy a la farmacia, a veces aquí en el pueblito, con un hermano que se llama Juan Domínguez, ahí busco mis medicamentos, a veces lo que ganamos ahí va el dinero a los medicamentos cuando se enferman nuestros hijos”, enfatiza.

A pesar de las circunstancias en las que viven, no dejan de confiar en que Dios pronto les ayudará y tendrán mejores condiciones de vida, a diario luchan por sobrevivir y llegar “hasta donde Dios diga”.



HCM

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