Él es Cipriano, el atleta de 60 años que corrió 600 kilómetros, de Pachuca a San Luis

Historia. Cipriano Hernández Meza, oriundo de Mineral del Chico, corrió 600 kilómetros en 70 horas con 50 minutos a sus 60 años y sin patrocinios. El recorrido, lo hizo desde Pachuca hasta San Luis Potosí y retornando nuevamente al estado.

Cipriano Hernández Meza, corredor hidalguense. (Aaron García)
Christi Arellano
Pachuca /

Desde el Corredor de la Montaña hidalguense, enclavado en los Pueblos Mágicos y con la inmensa tierra y el vasto bosque en medio de la neblina, el exmilitar del Ejército y la Marina, Cipriano Hernández Meza, nacido un 11 de julio de 1961 en el poblado de San José Capulines en el municipio de Mineral del Chico, corre como parte de su rutina de vida.

Cipriano Hernández, en este 2021 y con todas las adversidades por la pandemia, ha roto los límites humanos a sus 60 años corriendo 600 kilómetros en 70 horas con 50 minutos, en tres días, convirtiéndose en el primer hidalguense y mexicano en realizar la travesía.

Sin importar los enemigos invisibles, como la presión atmosférica, las direcciones del aire, la temperatura, los rayos solares, la humedad y el magnetismo de la tierra, logró un objetivo que parecía impensable.

Salimos de Plaza Juárez el domingo 13 de junio a las 5 de la mañana y llegamos a San Luis Potosí a las 7:30 de la tarde e hice el retorno hacia Pachuca, llegando nuevamente a Plaza Juárez a las 3:30 de la mañana el día martes 15 de junio.
“Desde que salimos de la meta nos enfrentamos con lluvia intensa durante los primeros 300 kilómetros; al cruzar la Sierra de Hidalgo y parte de la Huasteca Potosina, fue muy desgastante, en la noche estaba cerrado de neblina y lloviendo; de regreso de Ixmiquilpan a Actopan faltaba oxígeno, el calor empezó aumentar, empecé a tener calambres en los dos pies y en la espalda; en el centro de Ixmiquilpan se soltó un aguacero maravilloso y me revivió, se normalizó mí temperatura y en los últimos 40 kilómetros estuve a punto de desistir, pero esa energía interior que te dice -no tienes que vencerte, tú puedes hacerlo- me hacía levantarme”, explicó.

En el recorrido lo acompañaron sus hijos Delhí Mireya Hernández y Nazim Hernández, sus amigas Martha Patricia Chávez y Rosa Chávez, quienes lo cuidaron y alentaron en el recorrido; también lo apoyaban con bebidas, pequeñas porciones de cacahuate y masajes en las paradas de abastecimiento, que hacía cada 10 kilómetros o 15 kilómetros si lo requería.

En entrevista con MILENIO, explicó que eligió esa ruta por la libertad del camino, ya que en esa carretera hay poca movilidad de automóviles y es fácil medir el kilometraje.

Todo se preparó desde una semana antes de la carrera, que hizo sin patrocinios, ya que muchos desertaron en el transcurso de su preparación y él ha cubierto todos los gastos.

“Solicité muchas veces patrocinios y me lo negaron, algunas personas se ofrecieron, pero al ver lo complicado que era desistieron. Tal vez por la edad, la mayoría de las personas piensan que mientras más pasen los años ya eres incapaz de realizar ciertas cosas que implican esfuerzo”

La preparación del atleta para correr este ultramaratón fue de un año tres meses, con entrenamientos de 42 kilómetros a 72 kilómetros de lunes a domingo.

Además hizo un análisis antes de correr grandes distancias. “Estudio mi estado mental sincronizándolo con mi estado físico, con todos mis órganos y estudiando mi gasto de energía y cómo administrarla.

Su alimentación para resistir los entrenamientos incluye pastas, harinas, proteínas, frutas y verduras en raciones equilibradas.

A pesar de que concluyó con éxito la travesía que se propuso, se encuentra en recuperación, puesto que con el esfuerzo que realizó se encuentra un poco deteriorado.

“La recuperación es el momento más doloroso que el recorrido, se engarrotaban todos mis músculos, no me respondían, parecía que tenía extraterrestres en los músculos, me convulsionaba todo el cuerpo, me fue muy doloroso los seis días y cuando cantaba ya victoria de que me había recuperado a los ocho días, me agarra un dolor abdominal terrible, que hasta la fecha traigo, no tolero, comida, líquidos, ni nada, pero sigo de pie, el oxígeno y los rayos del sol, yo creo que son los que me alimentan o tal vez no sea de este planeta”, narra entre risas.
Estoy proyectándome a otro reto más grande para el año próximo correr 800 kilómetros, sé que me demandará una preparación mayor en todos los sentidos, pero creo que lo puedo lograr”.

Estudiar Ingeniería Mecánica Eléctrica le ayudo a comprender cómo funciona el cuerpo humano y qué relación tiene con una máquina, “nuestro cuerpo funciona con tres elementos vitales: fuego, aire y agua. El fuego que tenemos en nuestro sistema nervioso sirve como generador; nuestro cerebro envía señales eléctricas a todos nuestros órganos; lo mecánico nuestras articulaciones, el torrente sanguino, los fluidos líquidos, pertenecen al elemento del agua”.

El atleta empezó desde sus 16 años, en 1986 inicio con maratones; a finales de los años 80 e inicios de los 90 llegó a correr los 400 kilómetros desde el Puerto de Veracruz a la Ciudad de México, en 1999 ingresó al grupo de ultramaratonista Circuito Solo para Salvajes y a partir de 2000 ha recorrido 80 kilómetros a 100 kilómetros en la Sierra Tarahumara.


“Eran carreras de locura, subíamos y bajamos las montañas, no importaba los cambios climáticos, si había nieve, ríos crecidos, fuertes vientos”, recuerda con entusiasmo Cipriano Hernández.

A nivel internacional ha tenido la oportunidad de correr en Argentina, Chile, Estados Unidos en Houston Texas y en Colorado.

Su principal objetivo de hacer estos recorridos extensos y de mucho riesgo para el cuerpo humano, es dejar un legado positivo a la humanidad.

“Todos podemos realizar todo proyecto que nos propongamos y nada nos puede detener, todo está dentro de nosotros, todo depende de un sacrificio físico como mental, los limites son creaciones mentales”, finalizó.

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