En el Día del Médico, dos destacados doctores formados en el Ejército Mexicano dan su testimonio de dedicación a lo que fueron llamados con vocación de servicio.
La mayor médico cirujano, Idalia Mayeli Pareja Pareja, especialista en oftalmología, dijo que esta especialidad la eligió porque tiene una parte médica y otra quirúrgica y es de las más completas, dado que examinar el ojo se puede diagnosticar prontamente una patología y, se puede resolver oportunamente.
Idalia Mayeli considera que nació para estar en el Ejército, relata que fue ella quien buscó la oportunidad de ingresar para hacer no solo carrera militar sino estudiar una carrera profesional.
“Fue mi hermana la que me invitó a participar en el servicio militar voluntario para mujeres. Me sometí a todas las evaluaciones y finalmente acredité. Yo lo busqué como una manera de cumplir mi sueño de ser médico”, expresó.
Ser militar es un estilo de vida. “Todos los militares somos muy parecidos, todos sabemos de leyes, reglamentos, de lo que toca a cada quien hacer. Trabajar en el Ejército es fácil porque es muy estructurado y esto mismo me sirve mucho para llevarlo a mi vida personal y familiar”.
Madre de familia con un hijo adolescente, Idalia Mayeli considera que balancear la vida personal-familiar y la de militar-médico es cuestión de organización y priorizar las funciones.
“A mí se me hace muy interesante ahorita escuchar las dinámicas actuales que hablan mucho de igualdad, de equidad de mujeres, para mí esto no es nuevo, porque desde que yo me alisté en el Ejército y en la escuela de medicina siempre vi igualdad, todo lo que ellos hacían también nosotras como mujeres lo teníamos que hacer”, mencionó.
La mayor médico cirujano expresó su agradecimiento al Ejército Mexicano.
“Yo estoy totalmente consciente que fuera de este medio no hubiera podido cumplir mi sueño de ser médico y hacer lo que me gusta”.
Para las nuevas generaciones, Idalia Mayeli aconseja que los jóvenes no tomen la salida fácil.
“Todos los que estudiamos una profesión a veces nos sentimos tentados a trabajar y dejar trunca la carrera, por el contrario hay que seguir preparándose sobre todo en esta carrera de medicina de constante actualización”.
Añadió que la única manera de que México crezca es con gente preparada.
El teniente coronel, médico cirujano Herebert Vargas Aquino, cardiólogo intervencionista, jefe de servicio de cardiología y de asistencia interna del Hospital Militar de la Cuarta Región, relató que desde que estudiaba el tercer año de medicina le llamó la atención la cardiología, una especialidad que es la puerta al conocimiento y comprobar que esto tiene un beneficio hacia los pacientes.
Hijo de un militar, Vargas Aquino dijo que siguió los pasos de su padre (Sargento Primero de Infantería) ya retirado, desde niño siempre hubo esta figura con vestimenta verde olivo en casa, además, de esta condición de un militar en casa y lo que significa esto. Que todo tenía que estar en orden y con una disciplina.
“Yo crecí con esa figura, el Ejército en casa y cuando me tocó tomar la decisión, yo ya traía el gusto por la medicina y opté por estudiarla en la Escuela de Medicina Militar”.
Consideró que el gran reto de los médicos es balancear la vida profesional con la personal y en el caso de ellos es doble porque el Ejército también es todo un desafío.
“Por sí misma la carrera de medicina es absorbente y cuando se ejerce hay siempre un compromiso con los pacientes. Sin embargo, compaginar ambas facetas tiene que ver con prioridades y con momentos”, indicó.
El teniente coronel tiene como hobby la lectura, su autor preferido es el novelista y cuentista Enrique Serna.
Expresó que como médico el momento más difícil en su carrera fue durante la pandemia.
“A mí me marcó la pandemia, porque a pesar de estar familiarizado con la muerte, no fue nada fácil ver morir a tantas personas y sobre todo jóvenes. Fue muy difícil y de mucho desgaste emocional”.
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