La mayoría de los adultos mayores que se encuentran en la Casa del Anciano “Dr. Samuel Silva” de Torreón presentan enfermedades, algunas propias de la edad, así como padecimientos crónicos, entre ellos diabetes e hipertensión.
El lugar recibe a las personas a partir de los 65 años, las cuales se pueden valer por sí mismas, sin embargo, con el paso del tiempo se van presentando las enfermedades que en unos casos los lleva a quedar postrados en cama.
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María del Carmen Serrano Ponce de León, voluntaria, manifiesta que diariamente los adultos mayores reciben activación física, además de que se les da rehabilitación, sobre todo a quienes se encuentran en cama.
“A quienes pueden valerse por sí mismos, se les ponen actividades en caminadora, además de su terapia física y quienes quieren ayudar en la casa, barren, doblan o tienden ropa, limpian frijoles, hacen cosas que los mantengan activos”, explicó.
Comenta que algunos de ellos permanecen sentados y no quieren activarse, es por eso que el personal encargado trata de mantenerlos en movimiento, ya sea caminando, jugando dominó o lotería, que es lo que les ayuda para tener activo su cerebro.
“Muchos se ponen a leer el periódico, las mujeres se ponen a platicar, tienen su salón de belleza en donde les cortan su pelo y les pintan las uñas”, notificó.
Principales padecimientos son la diabetes e hipertensión
Reconoce que debido a que la mayoría de ellos tienen algún padecimiento, es necesaria la ayuda de más personas en la casa, para poderlos mover y darles rehabilitación, ya que algunos requieren de cuidados especiales, que son los que ya no se levantan de la cama.
“Llegan bien, pero aquí se van deteriorando, le surgen otras enfermedades ya del adulto mayor que son más fuertes como el Alzheimer ya se les olvidan las cosas”, aseveró.
La mayoría de los adultos tienen diabetes, que es el principal padecimiento, al igual que la hipertensión y dificultad en sus movimientos, como para caminar y sentarse.
El asilo cuenta con médicos y enfermeras que son voluntarios, que prestan sus servicios de manera gratuita, como en el caso de los dentistas, ortopedistas y geriatras, aunque en este último, dijo, son pocos los especialistas que se tienen en la región.
Explica que una de las situaciones que se detecta con frecuencia, son los padecimientos de depresión y enfermedad propia del adulto mayor.
Consideró que la ayuda siempre es necesaria, por lo que están abiertos a recibir el apoyo de más médicos para poder revisar a los ancianos y que estos tengan una mejor calidad de vida.
Aislamiento por pandemia deprimió a los abuelitos
Durante la pandemia, la situación fue aún más difícil para los abuelitos, debido a que quienes tienen familia, no la podían ver y no podían salir de paseo como anteriormente lo hacían.
“Los sacamos de día de campo, al cine, a la feria o eventos, era eso lo que ellos extrañaban, el ver a la gente y eso los deprimió porque los tuvimos encerrados, el asilo se blindó, nadie entraba, ni salía, pero lo entendieron”, narró.
Una vez que se regresó a la normalidad, nuevamente se permitieron las visitas de los familiares, sin embargo, ahora se programan y se les recibe en la sala de la casa, pues anteriormente se le permitía entrar al familiar a otras áreas del asilo.
“Todavía se están protegiendo, no se puede abrir la casa al cien por ciento porque sabemos que están muy vulnerables y algún contagio los puede afectar”, sentenció.
Practican estudios médicos a los nuevos residentes
Al ingresar a la Casa del Anciano, se le hace un estudio médico general a la persona, con el objetivo de conocer qué enfermedades padece, ya que en algunas ocasiones puede presentar un contagio y poner en riesgo a los demás que se encuentran en el lugar.
Aseguró que es parte de los requisitos que piden las madres en el asilo, que se les haga un estudio al ingresar, por lo que en el caso de las personas que estuvieron en condición de calle, las monjas son quienes se encargan de enviarlos a realizar los estudios médicos.
La Casa del Anciano les cambia la vida
María del Carmen señala que a la mayoría de los adultos mayores que ingresan a la Casa del Anciano les cambia la vida, ya que algunos estuvieron en condición de calle, otros llegan deprimidos porque permanecían solos en su casa, aunque también otros llegan enojados porque no les hacían caso.
“Sí cambia totalmente su vida, hay gente que viene deprimida, enojada, que la tuvieron todo el día sentada viendo televisión solos, entonces aquí les cambia la vida, el que quiere ser feliz”, afirmó.
La mayoría son gente sola, en condición de calle, algunos no tienen acta de nacimiento, por lo que al ingresar batallan para obtener los beneficios del gobierno, pues no cuentan con ninguna identificación.
Ante dicha situación, es el área de trabajo social el que se dedica a buscar para ver de qué forma pueden obtener los documentos.
Se requieren voluntarios jóvenes
Debido a las múltiples actividades que se desarrollan en la casa del anciano y el apoyo que requieren los adultos mayores, es necesaria la ayuda de personas voluntarias que brinden sus servicios en este lugar.
Señala que se necesitan personas jóvenes, ya que la mayoría de las voluntarias son personas mayores.
“Invitamos a la gente joven que tenga entusiasmo, que tenga ganas de venir, de ayudar y darles el amor, darles cariño, un buen saludo, a veces con eso ellos se quedan contentos”, aseguró.
La Casa del Anciano “Samuel Silva” cuenta actualmente con 85 personas, la mayor de 98 años, por lo que solicitan a la comunidad de su apoyo en donativos de pañales, ya que en promedio un adulto mayor utiliza de cinco a seis pañales por día, también productos de la canasta básica, artículos personales, detergente, así como ropa y zapatos.
“No se te hace pesado ayudar cuando lo haces por amor y aparte aprendes muchas cosas, ellos te enseñan mucho, te enseñan la vida”, atestiguó.
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