Conoce al hombre de sal, una leyenda de la fábrica abandonada en Viesca, "nunca vayan solos"

El cronista, Manuel Lastra explicó que en el siglo XX la fábrica benefició los comedores mexicanos, pero hoy solo quedan vestigios corroídos y oxidados.

El hombre de sal, una leyenda de la antigua fábrica del mineral en Viesca, "nunca vayan solos". | Antonio Ramírez
Antonio Ramírez
Viesca, Coahuila /

El municipio de Viesca es uno de los 8 pueblos mágicos que componen a Coahuila, entre sus calles estrechas y coloridos negocios y viviendas, corre una leyenda que es utilizada para aterrorizar a pequeños, grandes e incluso a turistas, y tiene que ver con las ruinas de la antigua fábrica de sal.

El cronista del municipio, Manuel Lastra explicó que la fábrica tuvo un papel muy grande sobre todo en los comedores mexicanos durante el siglo XX, pues eran los productores de la conocida marca 'Sal hada', no obstante 1993 el recinto quedó abandonado a su suerte, hoy en día solo quedan vestigios corroídos y oxidados de lo que fue, es un espacio que normalmente se encuentra desolado.

Dicho sitio, es el protagonista de unas de las leyendas más tétricas que se han extendido en el pueblo mágico mediante la tradición oral, pues es utilizada tanto para asustar a niños, "para que hagan sus deberes", tanto para asustar a turistas que buscan visitar las ruinas.

Según contó Manuel Carreón, residente del municipio, todo comenzó cuando unos pobladores se encontraban descansando en la Plaza de Armas del municipio, cuando un turista un día llegó exaltado y con aparente crisis nerviosa, al cuestionarlo, dijo que había visto a alguien que no era humano en dicha zona.

"Es que había ido a las ruinas él solo, y si tú vas un día normal, normalmente está solote, con un silencio que no se escucha nada, solo tus pisadas y tu respiración, pero según el turista escucho otros pasos lejos", contó el residente.

El entrevistado explicó que según la leyenda, tras escuchar los pasos, el turista vio en el solitario lugar, en la lejanía, a un ente humanoide, pero era totalmente blanco, de pies a cabeza, incluso entre mezclándose con el terreno arenoso, el viajero de buena fé saludo al ser, pero este comenzó a acercarse.

"Aquí es cuando supo que no estaba bien, porque conforme se acercaba divisó que su forma de andar no era como una persona normal, sino como si tuviera los huesos quebrados, como entre caminando, arrastrándose y gateando, fue cuando pego la huida", finalizó el entrevistado.

arg


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