Decir "voy al peluquero" a lo mejor en este tiempo ya no es común, las frases de hoy son "voy a la estética o a la barber", pero en antaño, ser peluquero era un arte y un oficio de respeto para quien lo ejercía.
En Francisco I Madero, en la zona centro de la ciudad, aún hay un lugar a donde los que acuden, todavía dicen "voy al peluquero".
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Es la peluquería "El Chino", que se ubica en la privada Ferrocarril número 9, junto a la Panadería La Espiga de Oro.
El nombre da referencia de quien la atiende, José de Jesús González "El Chino", como es conocido, quien tiene una edad de 73 años, 58 de los cuales se ha dedicado al oficio de peluquero.
"Un peluquero, está en nuestras vidas permanentemente. Uno no va al médico frecuentemente, tampoco al masajista, ni a tantos otros, pero sí al peluquero, que el pelo, aunque sea poco, crece y crece sin cesar. Incluso después de muerto", atestiguó Antonio Tonche Pérez, cronista de la ciudad, quien se ha esmerado en visitar y hacer crónica de estos lugares.
"El Chino" ya es acompañado en el negocio por su hijo Iván, uno de sus alumnos, aunque también él tuvo su maestro, Vicente Rodríguez "El Chacal", a quien acompaña en una foto que luce en el local.
Menciona Tonche Pérez en sus relatos, que en la peluquería aún se usan los utensilios de antaño, la navaja afilada con fajilla de baqueta, la espuma de jabón para la afeitada, el sillón giratorio, bien cómodo para que el cliente si quiere se duerma y lo principal, las tijeras.
Es una peluquería, un local que tal vez ya no de mucha utilidad, pero que envuelve el olor, la esencia y la filosofía de un peluquero de antaño, "El Chino".
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