Los gritos esporádicos de algunos pastores se escuchan a lo lejos en medio de un eco que se forma entre las paredes de los cerros que en su momento protegieron a los habitantes de la colonia Hidalgo, perteneciente al municipio de Zapotitlán Salinas, que en el segundo semestre de 1999, tuvieron que salir ante el temor de ser “tragados” por los hundimientos y enormes zanjas que se formaron en la planicie.
Este fenómeno en un inicio se presentó con lentitud, las personas que ahí radicaban decían que solo se trataban de unas pequeñas grietas que se comenzaban a asomar en la superficie. Conforme el tiempo pasaba y de un día para otro, observaban cómo sus viviendas comenzaban a presentar grietas, las cuales con el paso de los días aumentaban de tamaño, lo cual motivó la presencia de personal de Protección Civil del estado, quien al ver el riesgo que existía, pidió a las familias que ahí radicaban que abandonaran el lugar.
El peligro era inminente, porque de un día para otro el hundimiento y las franjas aumentaban su tamaño, el riesgo de derrumbe de las viviendas existía, y pese a esto la gente se resistía a dejar el lugar que los vio nacer y crecer.
Al comenzar a abrirse enormes grietas y a hundirse el suelo hasta en más de 20 metros de profundidad, se comenzaron a caer las primeras casas, después la capilla, la escuela, los postes de energía eléctrica, y se dieron cuenta del riesgo que representaba para ellos mantenerse en ese lugar. Fue así como algunos se fueron a radicar con familiares, otros más que tenían algún terreno fuera de ese lugar comenzaron a hacer construcciones improvisadas.
Poco a poco la colonia Hidalgo que estaba en una “joya” se fue quedando desbastada, sola, no había siquiera la forma de permanecer en ese lugar donde por doquier había hundimientos, zanjas a donde permanentemente se observa cómo la tierra suelta y piedras, eran “tragadas”, ni siquiera se alcanzaba a escuchar si llegaban a un lugar al fondo de estas enormes aberturas que se formaban todos los días.
Por lo anterior, el entonces gobernador del estado Melquiades Morales Flores, fue quien junto con el alcalde Guillermo Pacheco Osorio, acondicionaron un espacio para iniciar la construcción de poco más de medio centenar de viviendas a donde se reubicarían a los habitantes de la colonia Hidalgo que se encuentra en la zona de la Mixteca de esta región.
En la actualidad, a este nuevo asentamiento humano, informó el alcalde Eduardo Vázquez Márquez, se le ha dotado de servicios básicos a las 130 familias que ahí radican.
La mayoría de la gente que vivió en ese lugar casi no va a la antigua colonia Hidalgo, solo algunos pastores llevan a su ganado a pastar en las laderas, pero el resto de lo que fue esa población está el abandonada.
Cinco Señores
Casi al mismo tiempo que se hundía la colonia Hidalgo, la junta auxiliar de Cinco Señores, perteneciente al municipio de Ajalpan y situada en la Sierra Negra, también comenzaba a presentar un problema similar, grandes grietas comenzaron a formarse surcando terrenos y casas.
Las franjas día con día crecían y ponían en riesgo la integridad de las personas, quienes a pesar de darse cuenta de la condición del terreno, se resistían a dejar el lugar donde tenían su hogar, pastaban su ganado, tenían corrales con aves, árboles frutales, comercios, había una mayor actividad económica. Quizás por esto llevó más tiempo en que aceptaran la reubicación.
El nuevo Cinco Señores, como ahora le llaman, se construyó a la entrada de esa población, lugar donde se hicieron los estudios para conocer que el terreno no representaba riesgo alguno para los habitantes.
José Olivares recuerda que el traslado de un lugar a otro fue difícil para las personas, porque tenían su vida hecha en Cinco Señores y trasladarse a un nuevo lugar donde las dimensiones de los terrenos no eran las que tenían, les impedían realizar distintas actividades que permitían sobrevivir en ese lugar.
AFM