El conflicto entre Rusia y Ucrania no ha afectado la producción de vacunas contra covid-19 ni tampoco la adquisición de jeringas, aunque puede propiciar el surgimiento de nuevas variantes de preocupación más contagiosas, aseguró Jarbas Barbosa, subdirector de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
La OPS, detalló, todos los días monitorea el impacto de la guerra en lo referente a la producción y transportación de los biológicos.
“Estamos en contacto directo con los transportadores de las vacunas de la región, pero hasta el momento no ha habido ninguna dificultad de hacer llegar las vacunas a la región de las Américas”, aclaró.
El temor, añadió, es que la guerra pueda generar nuevas olas de contagio y surjan, a su vez, nuevas variantes, “no hay forma de prevenirlo”.
Sobre la vacuna rusa, “el proceso de precalificación o de autorización de uso de emergencia para la vacuna de Sputnik V sigue abierto. No hay una conclusión todavía ni tampoco una fecha establecida para que se pueda completar ese proceso. En general, esto puede llevar tiempo cuando la OMS necesita más información y ahí se establece un diálogo con el productor”.
Por ahora “no tenemos información sobre el impacto que puede producir la guerra, porque inspecciones en Rusia no pueden ser realizadas en este momento” por la OMS, explicaron.
“Tampoco hay vacuna producida en Rusia o en Ucrania que tengan la autorización de uso de emergencia y que puedan ser requeridas por el mecanismo Covax o por el Fondo Rotatorio de la OPS. Todas las vacunas que se han adquirido por el Fondo Rotatorio de la OPS no tienen, hasta el momento, ningún problema de impacto por la guerra. Porque no hay producción de vacuna ni de jeringas que compramos en esos dos países”, señaló.
Sin embargo, Ciro Ugarte, director de Emergencias en Salud de la OPS comentó que en medio de un conflicto de tal magnitud no es prudente dejar de usar mascarillas o cubrebocas. “Se deben de mantener las mascarillas y el distanciamiento físico”, aclaró.
Hay gobiernos que toman decisiones para ajustar medidas de salud pública y sociales, como en la Antigua y Barbuda.
“La OPS cuenta con documentos sobre los ajustes en las medidas sociales y de salud pública de cuándo tomar estas medidas sobre el uso o no de máscaras, por ejemplo”, aclaró.
“Una evaluación de riesgos, de transmisión y disponibilidad de los servicios de salud, así como el diagnóstico temprano de casos con sintomatología y seguimiento de los casos sospechosos, resulta muy importante antes de relajar las medidas no farmacológicas”, precisó.
El especialista comentó que existen personas asintomáticas que pueden transmitir la enfermedad y, por ello, es necesario seguir con la meta de vacunar al 70 por ciento de la población para junio.
“El uso de cubrebocas o de mascarillas pueden evitar que se transmita el virus o la infección. Son medidas que se deben de analizar internamente en cada país, y la OPS seguirá interactuando con los gobiernos y las autoridades sanitarias para ajustar esas medidas considerando aspectos económicos y sociales. Son ellos los que tomarán las decisiones finales de la salud, siempre teniendo en cuenta la salud de la población y que se debe de salvaguardar el bienestar colectivo”, sostuvo.
La OPS informó que a lo largo de dos años de la pandemia, en la región de América se ha dado el mayor número de decesos con más de 2.6 millones de los 6 millones en total alrededor del mundo, lo que refleja el grado de vulnerabilidad y afectación entre sectores más desprotegidos como pobres, niños y mujeres.
LP