Cuadrillas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de Hidalgo (Semarnath) realizan el retiro de lirio acuático en inmediaciones de la presa Endhó, a la altura de Tula de Allende, tras las recientes protestas de vecinos por la presencia de mosco culex en el área a causa de la acumulación de la planta.
Desde temprana hora el personal de la dependencia realiza las maniobras para seccionar el lirio y acercarlo a las dos máquinas retroexcavadoras que están a la orilla del embalse, en la zona ribereña de la comunidad San Juan Michimaloya, cuyos habitantes padecen la molestia de los moscos.
La comunidad luce tranquila, en el centro algunos hombres realizan labores diversas en el kiosco de la comunidad; la música suena a todo volumen mientras hacen sus tareas, y cerca de ahí, un puesto de feria frente a la iglesia espera clientes.
Ya han transcurrido varios meses desde que se intensificaron las solicitudes de los pobladores para que las autoridades federales y estatales actúen para retirar el lirio, que ocasiona acumulación excesiva de mosco.
La música en el centro de la comunidad no permite escuchar el ruido de la maquinaria en la presa, pero los habitantes se percatan de la actividad gubernamental por el tránsito de camionetas de Semarnath y otras dependencias por las calles de la zona centro.
A un costado de la iglesia hay un camino de terracería que conduce hasta la presa, el acceso es difícil incluso para las camionetas por lo agreste del terreno, por lo angosto. A medida que se acerca uno a la presa se escucha la maquinaria laborando, moviéndose entre el lodo putrefacto de la orilla de la presa. El aroma es fétido y poco a poco se perciben más los moscos.
Los trabajadores de Semarnath realizan sus labores en la orilla de la presa, con trajes de protección para el cuerpo, con playeras de manga larga, sombreros y buff para cubrirse el rostro. Apenas resaltan sus ojos, es lo único que queda libre de toda la indumentaria para protegerse del agua negra de la presa Endhó, uno de los embalses más contaminados del país por el vertido de los desechos del Valle de México y su zona metropolitana, y de los moscos.
Mientras remueven el lirio los moscos salen por grandes grupos. Las ropas de los trabajadores están llenas de moscos que descansan ahí después de que su hogar fuera retirado. Los trabajadores avanzan de manera coordinada, empujando el lirio hasta la máquina que lo retirará y apilará en espera de su destrucción.
La labor ha rendido frutos y después de varios días han logrado retirar una gran cantidad de lirio, el cual cubría una vasta sección en la zona de Michimaloya, y en consecuencia esto deriva en que disminuyan los malestares por los moscos, aunque para combatirlo las autoridades también han recurrido a la fumigación.
El día continúa su marcha y ahí en el bullicio de la maquinaria las cuadrillas de empleados prosiguen con su labor, esforzándose por remover la mayor cantidad posible de lirio para atender lo más pronto que puedan el llamado de los pobladores a un entorno sin lirio y moscos.