Cerca de la mitad de las personas que han padecido covid-19 tienen secuelas de deterioro cognitivo que persiste en la fase de recuperación, pero específicamente se da en los adultos mayores, así lo aseguraron académicos del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) y el Centro Universitario de Tonalá (CUT).
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Mientras más grave haya sido el covid, el tiempo que hayan persistido los síntomas, la estancia hospitalaria y edad en la que se contagiaron, son factores que ayudaran a establecer una correlación de qué tan severo pudo haber sido el deterioro cognitivo, así lo expresó Rodrigo Ramos Zúñiga, investigador en neurociencias.
“Un joven que pudo haber tenido un covid asintomático probablemente un par de días sintió dificultad para oler y se recuperó y no paso a más, pero a diferencia de una persona adulto mayor que estuvo dos semanas intubado en terapia intensiva, en consecuencia la secuelas potenciales en la esfera neurocognitiva, en las de tipo respiratorio, la fatiga crónica, pues probablemente serán más evidentes y tardarán más tiempo en recuperarse”, detalló.
Hoy en día se sabe que biológicamente el impacto que tiene el coronavirus es una respuesta inflamatoria severa en todos los órganos, pero a nivel cerebral se han identificado desde micro embolias, hasta infartos grandes, dónde el virus dejó un daño estructural y la secuela tendrá la posibilidad de tener una expresión de carácter más permanente, hasta llegar a todas las variantes de la demencia.
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En ese sentido, la clínica de la Memoria que ha estado enfocada únicamente a personas mayores junto con los sistemas de DIF Guadalajara y DIF Zapopan; mediante su canal de YouTube, creó el programa “Mi Mente en Línea” con 24 videos que ejercitan la mente, para llegar a personas mayores en situación de confinamiento.
“Una sesión típica tiene como tres fases, la primera son ejercicios de orientación una realidad que tiene que ver con la orientación en el tiempo, el espacio y persona, hay que enfatizar que son tratamientos no farmacológicos”, explicó Neyda Mendoza Ruvalcaba, profesora investigadora del departamento de Ciencias de la Salud del CUT.
Son actividades a contrarreloj y dinámicas que mediante su capacidad cognitiva, estimulen la velocidad de procesamiento. Tanto más reserva cognitiva tengamos, más posibilidades tenemos de qué compensemos funcionalmente si algún día tenemos demencia, por lo que también recomendaron a la población en general a realizar ejercicios de flexibilidad mental e incorporarlos en la vida cotidiana pues forman parte de una serie de estrategias que van ligados al estilo de vida saludable, sin esperar a que haya un indicio de deterioro cognitivo para tomar una decisión de atender una rehabilitación.
MC