Familiares de internos en Puente Grande reclaman apoyos

Exigen que no se les discrimine por el hecho de ser reclusos

Aunque las visitas fueron suspendidas desde hace dos meses, los familiares de los reos siguen acudiendo. (Elsa Gutíerrez)
Elsa Martha Gutiérrez
Guadalajara /

Familiares de internos de Puente Grande reclaman apoyos al Gobierno de Jalisco y exigen que no se les discrimine por el hecho de ser reclusos. Dicen que también derecho a recibir atención médica y a estar protegidos del coronavirus.

“¿De qué se trata? Están por algo que hicieron voy de acuerdo, pero también son seres humanos y todo mundo se equivoca”, reprochó la madre de un reo sentenciado a nueve años de prisión que prefirió no dar su nombre, ni el del de su hijo, porque “luego me le pasa algo”.

La mujer que iba acompañada de su esposo, dijo estar preocupada, porque ya se presentó el primer caso de coronavirus en la Comisaría de Sentenciados. “Pues aquí en el CRS nada más hay un caso, pero en el preventivo ya van un montón”, reveló.

Y es que a pesar de que las visitas fueron suspendidas desde hace dos meses por la pandemia, padres, hermanos, esposas o parejas de los internos acuden a diario al Complejo de Puente Grande para llevar alimentos, dinero y hasta cubrebocas, porque en los centros no tienen ni medicamento.

“Inclusive, cada que vengo le traigo cubrebocas cuatro o cinco, porque yo también no tengo más, y como yo padezco de alergias, tampoco puedo andar sin cubrebocas”, expuso José Luis García, quien tiene a su hijo en el Reclusorio Preventivo de Guadalajara por robo de combustible. Siempre pregunto, pero no hay respuesta, comentó afligido.

“Es una incertidumbre muy fea y muy pesada que no se la deseo a nadie, sin saber nada de nuestro hijo, ni cómo está, qué está pasando. Están herméticos”, remató.

Confió en que “supuestamente iban a dejar salir a varios internos; ojalá que a mi hijo le tocara porque es hipertenso y diabético, trae varios problemas, y no hay medicamentos”, pero directivos no les informan, tampoco disipan dudas a los familiares.

“Traen una fecha, que, en ocho días, y luego que siempre no, porque el Gobierno no ha dado una orden de qué se abra y así”, dijo otra madre de familia. Sea lo que sean, coincidieron, son nuestros hijos.

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