Los tapatíos viven momentos de incertidumbre ante la propagación del coronavirus en el mundo; hay quienes lejos de su tierra tienen que sobrellevar la crisis, y otros sin la posibilidad de volver a su hogar.
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Laura Santos
40 años
Casada
Periodista
Es de Guadalajara y, desde hace seis años, vive en Buenos Aires, Argentina. Hace casi un mes que llegó a esta ciudad de vacaciones. Periodo en el que tendrá que pasar la mayor parte del tiempo en casa de María, su madre, para no arriesgarse a contraer el Covid-19: “Han sido unos días raros. Por una parte está toda la paranoia y la cosa de no salir, por otra yo tampoco he visto un riesgo real. No me he enterado de nadie que esté enfermo. Me siento como muy confundida por la tasa de mortalidad del virus. No sé, como que no alcanzo a darme cuenta de la barrera entre exagerar o ser precavida. Pero sí hay un ambiente de paranoia todo el tiempo. No siento que sea tan grave como otras enfermedades. A lo mejor estoy siendo insensible, pero la cantidad de muertos, en relación a la cantidad de enfermos, no me parece tan alarmante. Tengo el miedo de que vayan a ser más fuertes los estragos económicos por parar la economía, que los sanitarios”.
Mario Martínez Cobos
45 años
Unión libre
Profesor y diseñador de sonido
Hace 18 años llegó de su ciudad natal, CdMx, a Guadalajara, donde se quedó a vivir. Como profesor, Mario cuenta que estos días se la pasa preparando materiales para la enseñanza en línea, cosa que le ha quitado mucho tiempo, tanto que no ha podido trabajar en sus otras chambas, como sonidista: “En general, el clima está tenso. Yo estoy bien pero sí está intenso estar encerrados todo el día trabajando. Me preocupa que la gente pendeja vaya a querer apañarse todos los productos del súper y entonces haya un desabasto y entonces sí, de veras, no tengamos insumos suficientes. Creo que sí es una situación grave, pero igual que cuando hubo la influenza en 2009. Ahora sí noto que la situación es más, o nos han hecho creer en los medios que la situación es más grave. La verdad es que no lo sabemos, pero con tanta publicidad, creo que la percepción de todos es que es algo más grave. Yo pienso que con que hagamos lo que se nos pide, que es quedarnos en casita, pues más pronto saldremos”.
Marisela Gracián
47 años
Soltera
Asistente de cocina
Las luces de Las Vegas, en Estados Unidos están apagadas. La ciudad que vive de día y de noche los 365 días del año está en pausa. Marisela, originaria de Guadalajara, lleva más de 16 años viviendo ahí y nunca había sentido el miedo de los días más recientes. Con incertidumbre y frustración permanece encerrada, acompañada de dos de sus tres hijas, esperando a ver qué pasa. Ella es soltera y trabaja como ayudante de cocinero en uno de los casinos gigantes que hay en aquel lugar. A principios de esta semana le anunciaron que no necesitarían sus servicios, hasta “nuevo aviso”. No piensa que su trabajo está perdido del todo, pero le inquieta el futuro: “Estoy muy preocupada y desesperada por no saber en qué va a terminar esto. Me quedé sin trabajo. Ellos dicen que es por un tiempo, pero a ciencia cierta no se sabe cuánto. Es triste ver cómo se apagan las luces de tu ciudad y ver que todo se queda en silencio. No encontrar comida, es algo increíble y, encerrarte en tu casa a ver pasar el tiempo, es muy desgastante. A esto no lo llamo un descanso, para mi es una frustración”.
Tarsicio Amaral
52 años
Divorciado
Fotógrafo
Es un fotógrafo independiente. El encierro no le ha afectado mucho: está muy acostumbrado a estar aislado: “He tenido que dejar de ver a mis papás, fuera de eso, casi puedo decir que disfruto el estado de emergencia. No disfruto los decesos, ni la situación de miles de personas con peligro de contagio y en desesperación. Pero se veía venir, la naturaleza tiene un límite y hace tiempo lo cruzamos. Esto es lo más grave que he vivido. Tiene el potencial de acabar con la vida como la conocemos. Peor aún, se agrava por la politización y por el pensamiento de enjambre de las redes sociales. No existe un discernimiento personal para valorar la gravedad de lo que ocurre en el mundo. En mi caso, leo todo lo posible de las fuentes que considero las más confiables. Observo el avance real de la pandemia en diferentes medios internacionales, dejo a un lado la política. Esto es un asunto de salud pública. No es una broma, no es una movida política. Tenemos muy pocos casos confirmados y un mínimo de muertes, pero eso no quiere decir que estemos a salvo”.
SRN