Comerciantes; testigos de la desolación por Covid-19

Testimonios. Los lugareños aseguran que las calles del centro se han ido vaciando poco a poco, desde el 16 de marzo

Hay quienes no creen en la pandemia. (MARÍA RAMÍREZ BLANCO)
María Ramírez
Guadalajara /

Comerciantes informales del Centro de Guadalajara, sexoservidoras del Parque Morelos y conductores de calandrias, por mencionar algunos de los afectados con la pandemia del coronavirus en la entidad tequilera, son testigos vivos de lo desolado que se encuentran las calles de la Perla Tapatía desde el 16 de marzo a la fecha.

A pesar de que la afluencia de personas bajó en el primer cuadro del centro histórico de Guadalajara, la ciudad comenzó a tomar vida en punto de las nueve de la mañana, de acuerdo con Miguel Ángel, uno de los elementos de la policía del municipio, compartió que durante su jornada observó que hubo horas picos de mayor concentración en Plaza de Armas y la Rotonda de los Hombres Ilustres, además de haber más rostros con arrugas y canas, caminando sobre las calles y avenidas, ya sea solos o acompañados.

“Se ha visto a partir de más o menos como a las nueve de la mañana un poquito más de flujo de personas y ha disminuido y, en ratos, se van a concentrar como en las horas picos más o menos, pero sí bajó el flujo”, dijo.

Por la avenida Fray Antonio Alcalde, las personas caminan tranquilamente, algunas de ellas por su expresión reflejaban que se encontraban ahí de paseo, disfrutando de la soledad y la tranquilidad de transitar, ya sea caminando o en bicicleta, mientras que otro, por la hora, era posible que estuvieran saliendo de su trabajo.

Otro más de los pobladores, Christian Angulo, comentó que, a pesar de ver menos personas aglomeradas en el centro, la mayoría de ellas no estaban tomando las medidas de prevención: “Sí se está poniendo en práctica, pero hay otras medidas de protección que no se están cumpliendo, que no las estoy viendo a la gente que las está realizando. Como el uso de su cubre bocas al estornudar, también al no estar en lugares públicos, también porque vimos que lo hacen por necesidad y otros lo hacen por gusto”.

Uno de los discursos que resanaba entre los paseantes es que no es cierto lo del coronavirus y que existen otras enfermedades que acaban con la vida de los jaliscienses y mexicanos y no se están tomando medidas de prevención.

Para José Luis las medidas están bien: “Pero yo pienso que hay otras enfermedades peores, pero no creo que nos alcance a llegar, así como otras, porque dicen que está peor el cáncer que esta enfermedad”.

El centro de Guadalajara alberga una mezcla de emociones, como la tranquilidad y la preocupación de aquellos que dependen del flujo de personas, como lo es el caso de las calandrias, que desde las nueve de la mañana no han registrado un solo cliente interesado en pasear y se acercan a las personas para ofrecer sus servicios y, en ocasiones, alza la voz para que los transeúntes los escuchen.

MC

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