Meseros piden limosna en Paseo de la Reforma ante covid-19

De 100 a 150 pesos diarios llevan a casa; sin embargo, agradecen también a las personas que les regalan despensas.

"Sé que el día de mañana, alguien me dará un trabajo digno en lo que se compone todo esto"
César García
Ciudad de México /

Ante la crisis sanitaria por la pandemia de covid-19, cientos de mexicanos se han visto afectados económicamente, por lo que los ha orillado a buscar el sustento para sus casas. Tal es el caso de José Luis Guzmán, un hombre de 52 años, quien laboraba como mesero en una cantina de la capital, pero desde que ésta cerró por no ser un negocio esencial, no ha tenido empleo, por lo que sale a las calles de la Ciudad de México a pedir limosna.

“Estiro mi gorra, para no acercarme a los conductores. Me atreví a pedir porque no tuve oportunidad en otros lados. Muchos restaurantes que ya pueden operar, me han cerrado la puerta por mi edad, y otros no me pueden emplear, pues ya tienen a su plantilla base y no cuentan con nóminas más para mí”, detalló a Milenio.

Don José vive cerca del metro Ecatepec, y sale de su casa alrededor de las 8 de la mañana para estar llegando a las diez en el cruce que se ubica hacia la puerta del Bosque de Chapultepec, a un costado de la Estela de Luz en avenida Paseo de la Reforma.

“Las deudas ya me alcanzaron, no puedo pagar la renta desde el mes de diciembre, pago mil 500 pesos, de los cuales, en ocasiones, ni alcanzo a juntarlos a la semana. ¿Qué le digo a mi rentera?, ¿Qué me siga esperando más meses? No va a querer, al rato me va correr”, externó preocupado.


Él se hizo viral en redes sociales, en donde una usuaria solicitaba a la comunidad que cuando lo viera, lo pudiesen ayudar con lo que puedan, pues Don José, es la cabeza de la casa, mantiene a uno de sus hijos y a su esposa, que apenas el año pasado, sufrió dos infartos, por lo que ahora tiene que juntar también para el medicamento de ella.

“No es nada fácil estar aquí parado , el sol es muy fuerte y me nortea, pero trato de ser positivo y no dejarme vencer, tengo que luchar por ellos, porque son mi fuerza”, sonrió.

Su mochila la cuelga en los barandales que dividen la avenida, en donde carga una botella de agua de guayaba y unas tortas, que dice “para aguantar el hambre” en lo que llega a casa, pues sus casi nueve horas parado en el cruce pidiendo apoyo lo fatiga, pero sabe que en su casa, si no llega con un peso, no tendrán que comer el día siguiente.

“A diario tengo que llevar mínimo para la comida del día de mañana, si no mi esposa no come o mi hijo, tengo que chingarle, pero sé que el día de mañana, alguien me dará un trabajo digno en lo que se compone todo esto”, mencionó.

Mesero de las estrellas…

Más delante de Don José, se ubica cerca de la entrada del Museo Tamayo, Don Raúl de 53 años de edad, en donde le presume a Milenio que fue mesero personal de las “estrellas” de televisión o conciertos, pues con casi más de 30 años dedicándose a este oficio, dice extrañar las anécdotas que los artistas le contaban durante el catering de cada llamado al que asistía.

“Yo fui el mesero personal del grupo musical PANDORA, en donde la señora Isabel Lascurain me contaba cada historia. Extraño mucho eso, luego pasa por aquí y me saluda, y en ocasiones me ayuda”, exalto.

Don Raúl ha repartido más de 187 tarjetas de presentación para que lo llamen a trabajar, pero no le marcan, pero detalla que no pierde la esperanza, porque aunque él también es jefe de familia y mantiene a 4 personas más en su casa, sabe que con unos “mínimos cien pesos” la arma para comprar un kilo de huevo y tortillas.

A él también lo alcanzaron las deudas, pues tuvo que empeñar una televisión que hace un año sacó a crédito, pues el banco popular al que le debe más de 40 mil pesos, no le permite dejar pagar lo poco o mucho que debe de dar en su mensualidad, por lo que teme que lo demande la sucursal.


“No tengo tele, solo tenemos nuestros celulares, y nos colgamos del internet que tiene gratis el gobierno, y desde ahí vemos videos o nuestras redes sociales para entretenernos, pero no me agüito, se que vendrán mejores tiempos y que los salones de fiesta o eventos privados me vuelvan a llamar para trabajar”, detalló.

De 100 a 150 pesos diarios son los que se llevan a casa, sin embargo agradecen también las despensas que la gente va y les regalan, pues saben que con eso, pueden solventarse al menos dos días.

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