Mary vive con zozobra desde hace dos años, pues teme otra posible inundación que devaste a Tula de Allende, como la del 5 y 6 de septiembre de 2021, fechas en la que el río Tula se desbordó causando gran afectación en el área.
La vivienda que renta se encuentra sobre la calle Leandro Valle, cerca del puente Zaragoza. El sonido del agua residual contra los cimientos de las viviendas del lugar es una constante, lo mismo que los incrementos del caudal en las últimas semanas.
El último incremento en el caudal causó el colapso de una vivienda en la calle Poniente 14, de la Unidad Habitacional Pemex, tras un reblandecimiento de tierra en la ribera del río, lo cual nuevamente encendió las alarmas.
Mary señaló enterarse horas después del suceso, pues durante la noche y la mañana previa se quedó dormida en su vivienda por el medicamento que consume. No se enteró durante esa noche y madrugada sobre el incremento del caudal, ya que no recibieron una alerta física como vecinos de la zona y señala que si el río nuevamente se hubiera desbordado, ella no habría salido de su vivienda con sus animales a tiempo ante la falta de una alerta.
Es necesario mejorar la comunicación entre habitantes y autoridades, dijo, además de que se requiere socializar el protocolo de inundaciones y el plan de contingencia, pues como habitantes de la zona de riesgo carecen de información para actuar.
Hace dos años las viviendas resultó afectada y expone que la misma suerte podría correr en breve si no se atiende la regulación de las descargas, pues señaló que la devastación de los árboles en la zona dio paso a los deslaves, al no existir ya una barrera natural.
Considera como afectada que las obras que realiza actualmente la Comisión Nacional del Agua (Conagua) no aminoran el riesgo de una posible inundación, además de que son tardías. También afirma que la solución recae en no enviar el agua residual del Valle de México y su zona metropolitana hacia Tula, pues antes no se tenían los problemas que se presentan ahora en esta materia.
El agua, insiste, se debe regular en el trayecto para que a este municipio no llegue tanta pues dice que las obras que está haciendo la Conagua han demostrado que no garantizan un nuevo siniestro.
La vecina pide también a las autoridades que haya comunicación con los afectados y que se emitan las alertas a tiempo y de forma física en las calles que están en riesgo, pues algunos sectores como los adultos mayores no tienen acceso o enfrentan dificultades para revisar las alertas vía redes sociales, y a veces tienen que mirar por sí mismos el incremento y tomar sus decisiones. En su caso, admite, no tiene a dónde ir.
Por ello, cuando se presente un nuevo siniestro tomará a sus gatos y perros y subirá al segundo piso de su vivienda, solo a sus mascotas podría poner a salvo, pues dice que la escalera es angosta y mover sus pertenencias es difícil, además de que está sola en casa. Así cada noche de esta temporada de lluvias Mary vive la zozobra ante una posible nueva inundación.