En la crisis hídrica ya se tocó fondo, considera Gabriel Arcos Espinoza, exdirector del Centro de Investigación y Desarrollo en Ingeniería Portuaria, Marítima y Costera de la UAT (Cidiport).
“Yo creo que sí (ya se tocó fondo), pienso que ya vamos de salida, desde mi perspectiva veo que lo peor ahorita ya pasó y si llegan estas aguas (próximas lluvias), lo que llegue va a aminorar y a paliar en mucho lo que se está viviendo hasta el momento”.
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El especialista reconoció que se requieren muchos días de lluvia abundante para que el sistema lagunario Chairel-Tamesí se recupere por completo, ante los volúmenes de agua que ya no se tienen en ese vaso hídrico.
“No son volúmenes que se hayan perdido, nadie se los llevó a otro lado, fueron los que consumimos y los que no llegaron como usualmente habían estado llegando, al aportarse escurrimientos aguas arriba”.
Arcos Espinoza explicó que es como una olla, la que recibe y a la que le sacamos; si se le extrae solamente pero no capta nada, va a llegar el momento en que habrá de colapsar y fue lo que pasó, dijo.
“Afortunadamente ahorita ya hay un poco de flujo moviéndose, ya esa caída libre que traíamos en la escala del nivel de la laguna ya paró desde hace varios días, ya se ha recuperado, despacio, pero va hacia arriba”.
Las lluvias deben caer en el río Guayalejo
Mencionó que en tanto el trasvase de El Mante y San Luis Potosí sigue su curso, habrá que esperar las precipitaciones pluviales que los meteorólogos han pronosticado.
“Hay que tener un poco de paciencia, esperar un poco más, ver cómo va evolucionando todo ese fenómeno y que esas precipitaciones puedan caer en el centro del sistema, que es donde interesa que caigan”.
Precisó que más que en Tampico, se necesita que las lluvias caigan en la parte alta del Guayalejo para que toda esa agua escurra y pueda permear toda el área.
“Sin embargo todo lo que caiga de agua en este momento es bienvenido por donde venga, ya sea por el río o por precipitación, todo aporta porque hace que aumente la capacidad que se tiene ahorita del sistema”.
El investigador refirió que el temporal de lluvias es un pronóstico, pero se tiene la esperanza de que la probabilidad aumente y se convierta en una realidad.
Gabriel Arcos recordó que desde el 2017 no se registran precipitaciones abundantes y 2024 se ha convertido en un año de extrema sequía, fenómeno que es un problema de alcance mundial y se atribuye al cambio climático.
“También puede ser por otros factores que inciden para llegar a este tipo de crisis; se habla de que tiempo atrás también se han tenido estas situaciones, pero ahora la población no es la misma y las condiciones tampoco y hay que irse adaptando a lo que estamos viviendo”, finalizó el experto.
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SJHN