Cristo de las Noas: emblema para fe en Comarca Lagunera

Como parte de uno de los complejos turísticos religiosos más importantes de México, este espacio en Torreón, Coahuila, cuenta con la tercera escultura bíblica más alta de Latinoamérica, seguida de la de Brasil y Bolivia.

El Cristo Redentor pesa 580 toneladas y su coordenada está situada al sur poniente, en un área de 70 mil metros cuadrados. (Manuel Guadarrama)
Armando Moreno
Torreón, Coahuila /

Sin duda alguna, el Cristo del Cerro de las Noas en Torreón, Coahuila, es para la mayoría de los laguneros un símbolo emblemático de fe y esperanza que detona progreso y desarrollo, así lo considera Jesús Sotomayor, historiador y cronista de la ciudad.

Orientada hacia el norte, erigida con casi 21 metros de altura, con sus brazos abiertos y con un blanco que simboliza pureza, la estatua se alcanza a apreciar desde cualquier punto de la Zona Metropolitana de la Comarca Lagunera (Torreón, Matamoros, Gómez Palacio y Lerdo en Durango).

El Cristo Redentor pesa 580 toneladas y su coordenada está situada al sur poniente, en un área de 70 mil metros cuadrados.

Primer Cristo

Sotomayor narra que en 1958 se erigió el primer Cristo que estaba construido sobre una base de concreto y tenía 8 metros de altura, esta obra la había hecho un presbítero jesuita.

La estatua estaba recubierta de concreto y sus brazos y rostro eran de metal.

El Cerro de las Noas, en más de 50 años, se convirtió en el complejo turístico religioso más importante del país. (Manuel Guadarrama)

Nacido en Zacatecas, José Rodríguez Tenorio llega a Matamoros, Coahuila, en 1965 y adopta esta tierra como suya y emprende un proceso de evangelización.

En 1973, el padre Tenorio anuncia la proyección de un Cristo monumental, lo describe imponente, majestuoso y en cierta forma gigantesco.

A partir de esa fecha, ya con una idea más concreta se aboca a conseguir recursos económicos para iniciar esta que obra que en su momento era descabellada.

Explicó que fue fundamental el apoyo incondicional de Fernando Romo Gutiérrez, obispo de Torreón en aquella época, por lo que el padre Tenorio, contacta al escultor saltillense Vladimir Alvarado y le presenta las características de un Cristo monumental.

Es una escultura bíblica y es la tercera más alta de Latinoamérica, seguida de la de Brasil y Bolivia. (Manuel Guadarrama)

Después de una década, el proyecto del padre Tenorio se culmina con la presencia del Nuncio Apostólico en México, Girolamo Prigione, y del obispo de Torreón, Fernando Romo, quienes inauguran el imponente Cristo de las Noas.

“Esta obra fue en ese entonces la punta de lanza para continuar con la segunda fase que también fue proyectada por el mismo padre, en el que consistía construir la capilla; una réplica de la Nueva Jerusalén, un Centro de Convenciones y cerrar el complejo con el teleférico”, recordó.

Réplica

También cuenta con la réplica de la Capilla de Belén y una cueva ambientada con el establo donde ocurrió el nacimiento del “Divino Salvador” Jesús de Nazaret.

“Desgraciadamente el padre Rodríguez Tenorio no alcanzó a ver su proyecto culminado con la construcción del teleférico, ya que murió en 2014, pero se le admira porque dejó encaminada una de las obras más importantes de Torreón”, comentó.
También cuenta con la réplica de la Capilla de Belén y una cueva ambientada con el establo donde ocurrió el nacimiento del “Divino Salvador” Jesús de

El Cerro de las Noas, en más de 50 años, se convirtió en el complejo turístico religioso más importante del país, ya que miles de turistas locales y foráneos visitan este santuario que es emblemático para los laguneros. 

Es una escultura bíblica y es la tercera más alta de Latinoamérica, seguida de la de Brasil y Bolivia.

Para Carlos Castañón, director del Archivo Municipal, esta obra emblemática es fundamental para la historia de Torreón y debe estar documentada desde su inicio y culminación.

Expresó que el Santuario del Cristo de las Noas es espacio de referencia y un emblema de identidad y orgullo de la Comarca Lagunera.

Detalló que está resguardado en el Archivo Municipal, algunas fotografías y documentos que hace referencia de la creación de un complejo religioso, con la construcción de un modesto santuario, que estaba conformada por una capilla muy rústica y esto fue impulsado por dos sacerdotes, Manuel Herrera y José Manuel Guajardo, mejor conocido como el padre “Manolito”.

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