Uno. Llevan cuatro días caminando desde Atlixco, Puebla. “Vinimos a darle gracias por dejarnos vivir un año más”, dice doña Manuela, quien carga sobre la espalda una figura de la Virgen de Guadalupe del tamaño de su agradecimiento.
Ellos salieron anoche de Naucalpan. “Tenemos un sobrino enfermo”, dice uno, el que se ha arrodillado apenas llega a Calzada de Guadalupe. Él viene apoyándose en una muleta desde la Magdalena Contreras.
“Quiero pedirle salud, que me cure”. Ella viajó desde Veracruz. “Tengo ocho años viniendo para cantarle las mañanitas a La Morenita, pero este año necesito un favor: que mi nieto salga bien de la operación”.
Tú vienes en bici, de ninguna parte, y en esa multitud que se dirige a la Basílica piensas que la vigencia de la Virgen Morena sigue sosteniéndose en la eficacia que le atribuyen millones de devotos y que constatan diariamente en la salud, el trabajo y la vida familiar.
- Dos
Apenas hablas con una veintena de los 12 millones de visitantes que se esperan en la Basílica durante las siguientes horas y ninguno sabe que la Iglesia Católica ha aprovechado la celebración de la virgen para pedir una tregua a los grupos criminales. Bernardo Barranco, sociólogo especialista en religión, ha dicho que este llamado a la paz del Episcopado Mexicano, abierto opositor de la 4T, no trae solo con buenas intenciones.
“Detrás está un grupo católico que intenta incidir en la estrategia de seguridad exigiendo mano dura y que, al mismo tiempo, busca convertirse en el interlocutor entre el gobierno y las organizaciones delincuenciales”, ha contado Barranco y ha alertado que, en los siguientes años, la ultraderecha se colará por el catolicismo.
“No, yo no escuché ninguna convocatoria para la paz”. “Al crimen no se le detiene rezando”. “A los sacerdotes ya nadie los pela”. “Si la iglesia no ayudó en la pandemia que no venga ahora a dárselas de salvadora”. Quizá al Episcopado es a quien más falta le hace escuchar.
- Tres
Lo reconociste a lo lejos. ¿Cómo olvidar al cabrón que te buleó toda la infancia? Ahora es el típico macho proveedor y, por la manera tan desparpajada de tratarte, no parece estar arrepentido de todo el daño que ha hecho en su vida. Te dice que ha venido a agradecerle a la Guadalupana porque él y su familia tienen salud.
Cuando le preguntas por el barrio, te cuenta que los vecinos siguen reuniéndose cada 11 de diciembre, por la noche, en el altar de la virgen que pusieron en el mercado hace muchos años para detener los asesinatos. Te dice que siguen cantándole las mañanitas y haciendo la gran comilona vecinal (y tú te acuerdas de los frijoles caldosos que cocinaba doña Lucrecia). También te cuenta que los compas se siguen agarrando a golpes ya entrados en alcohol. Entonces evocan aquella vez en que El Chispiro sacó su pistola, le apuntó a medio mundo y terminó llorando después de que uno de sus hermanos lo neutralizó a puñetazos.
- Cuatro
Escribe el antropólogo Félix Báez: “La presencia cotidiana de la devoción popular incorpora con amplitud la condición de deidad sincrética que caracteriza a la devoción mariana del Tepeyac. Remite, desde luego, a las imágenes litográficas que, con fines protectores, los choferes mexicanos colocan en el interior de sus vehículos, contrapunto ideacional de irresponsables comportamientos en la conducción.
Se documenta, también, en su uso como emblema identificativo de clubes, asociaciones, grupos musicales, tiendas, restaurantes, carnicerías, cantinas, farmacias, calles y avenidas, escuelas, sin olvidar los cientos de personas y comunidades que llevan su nombre siempre repetido. Así, es difícil imaginar un segmento de la compleja cultura mexicana (entendida en toda su intricada configuración) en el que esté asunte la fuerza simbólica y el sustrato numinoso de la Virgen de Guadalupe”.
- Cinco
Le dicen La Patrona, La Morenita, Lupita, Guadalupe Tonantzin, Santa María de Guadalupe, Virgen de Tepeyac, Patrona de América, Virgen Morena, Mamá Lupita, La madre de México y La Reina. Acompañó a Miguel Hidalgo, Juárez se le cuadró, derrotó a la Virgen de los Remedios y cabalgó con Emiliano Zapata. Monsiváis decía que antes de la Guadalupana no había nación, que el primer mexicano es Juan Diego. Octavio Paz la consideró “el refugio de los desamparados”, “el escudo de los débiles”, “la madre de los huérfanos”.
Para ti es un ícono donde convergen las alegrías y frustraciones del creyente. La Madre Tutelar de los mexicanos. La virgen a la que se le reza en las malas y en las buenas. Un símbolo sagrado que incidió en la construcción discursiva de la nación mexicana. El guadalupanismo, decía Monsiváis, es la forma más encarnizada del nacionalismo. Y si no, que el Episcopado nos excomulgue.
LG