El cronista más joven que ha tenido el municipio de Pánuco, Veracruz, Luis Enrique Pérez Pérez, criado en el seno de un matriarcado, encuentra en lavar los trastes su punto de relajación, al considerarse un hombre hogareño y de tradiciones.
Reconoce haber sido fan del programa de televisión “Sonrisas con Sabor”; la historia, fotografía e investigación forman parte de sus pasiones, como también dedicarle tiempo a su libro favorito, “Cien Años de Soledad” del periodista Gabriel García Márquez.
Todo ello le ha ayudado para mostrar su capacidad en el puesto que ostenta desde 2018.
¿Cómo es tu entorno familiar?
Nací en una familia tradicional en Pánuco, Veracruz, en un matriarcado, rodeado por figuras femeninas, empezando por mi madre, mi abuela materna y paterna, mis tías, siempre muy cobijado por esa fuerza femenina.
Fue importante para mí en la etapa de mi infancia que más adelante me ayudaría en mi elección profesional porque, tener ese contacto con la bisabuela o con la abuela, fue que empezó a interesarme la historia; ya sabes, esa tradición oral que se va transmitiendo de una generación más longeva a una más joven.
Mi infancia fue bonita, hay fotografías que dan cuenta de que esto sucedió, que son registros de esa etapa de mi vida; quizás por eso del interés en la fotografía, por eso me encanta preguntar por los álbumes familiares, me fascina verlos.
¿Qué anécdota tienes de niño?
Me acuerdo que había un programa que se llamaba “Sonrisas con Sabor”, me fascinaba verlo todas las tardes en el canal local de televisión de Tampico, acá en Pánuco lo veía con mis hermanos y primos; de hecho me gustaba mucho una sección que tenían en la que tú mandabas tus dibujos, y ellos lo pasaban en la pantalla.
Llegué a mandar varios y claro que era una emoción increíble estar al pendiente del programa y que de repente proyectarán tu dibujo en la pantalla, así que imaginate… Son de esas facetas en las que uno empieza a querer expresar algo o a querer ser parte de algo.
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¿Qué carrera elegiste y por qué?
Estudié Ciencias de la Comunicación, justamente en el periodo 2002-2006 egresé de la UNE en Tampico. Como te platico, hablando de cómo uno se va adaptando a lo que te ofrece también la vida, estudié Comunicación no porque quisiera ser un locutor o salir en la televisión como sucede mucho con las personas que llegan ahí.
Para mí esta carrera reunía varios intereses, como por ejemplo escribir el periodismo que siempre me ha gustado, la filosofía, antropología, historia sociocultural de México, materias que me interesaban desde preparatoria, e inclusive secundaria.
¿Tu libro favorito es..?
Tengo varios, pero creo que Cien Años de Soledad; es un libro que a quienes lo han leído nos ha marcado. Justamente hace un par de meses lo volví a leer porque buscaba inspiración para un texto que escribí sobre la historia de Pánuco y mi historia personal; Gabo el autor finalmente tiene una formación de periodista, además de excelente cronista, entonces su manera de escribir tiene ese ritmo, vivacidad de estar contando y describiendo a los personajes que recurrí a él. Alejo Carpentier es también otro
¿Consideras que cada cronista en su ciudad está obligado a saberlo todo?
Yo creo que no, sería muy pretencioso considerar que uno lo sabe todo. Siempre hay cosas nuevas por descubrir, hay reflexiones a las que llegar, nunca hay conclusiones definitivas, menos para quienes estudiamos la historia.
La historia se reescribe en la medida de cada época en la que se van descubriendo nuevas cosas o nuevos hallazgos, aparecen nuevos documentos, nuevos testimonios, nuevas crónicas, entonces siempre hay algo que aprender, siempre hay algo nuevo que descubrir sobre qué escribir, qué investigar, es una fuente inagotable de conocimiento.
¿Cómo llegó la oportunidad de ser cronista de Pánuco?
Empecé a involucrarme con la historia local, a partir de 2014, y entonces comencé a entrevistar a esas personas longevas de más de 70 años, tiempo en el que llegó a mis manos el archivo de un pintor, escenógrafo y fotógrafo de origen poblano que llegó a Pánuco en el año 1912, en pleno auge petrolero; su nombre: Hipólito Suárez.
Esos cuatro años como coordinador de Cultura Municipal me permitieron crear una base en términos de la historia local que vio con buenos ojos el alcalde Fernando Molina Hernández y él decidió darme esa oportunidad, después de un largo tiempo sin tener un cronista. Entre los retos propuestos.
¿Qué has cumplido?
Eché mano de las nuevas tecnologías y de mi profesión como comunicador. Parte importante de un cronista es dar a conocer lo que investiga o lo que sabe, para que obviamente más personas, sobre todo los jóvenes, conozcan su historia y a su vez en algún punto ellos le van a contar a más personas o a sus hijos en un futuro.
Ese es el reto principal para mí de que esto pueda permanecer en la memoria de la ciudadanía; es difícil quizás llegar a la mayoría, pero el esfuerzo y la intención de mi parte ha sido hacia ese objetivo. De ser un superhéroe.
¿Qué habilidades te gustaría tener y por qué?
Volar, siempre he tenido esa fijación de qué se sentiría, hasta me he soñado volando como Peter Pan, que aunque no es superhéroe es como un personaje con esa capacidad. Creo que también una “varita mágica” para resolver problemas.
lpr