Cuenca Atoyac genera gases contaminantes con riesgo cancerígeno, advierten

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Ernesto Mangas Ramírez, investigador BUAP, explicó que a la par de la contaminación del agua, en el campo poblano existe desperdicio por evaporación.

Cuenca del Atoyac | Andrés Lobato
Jaime Zambrano
Puebla /

Las aguas de la cuenca del Atoyac-Zahuapan que abarca 84 municipios, de los cuales, 26 se encuentran en el estado de Puebla; cuatro en el estado de México; y 54 de Tlaxcala, generan gases contaminantes o aerosoles desprendidos con compuestos volátiles como bencenos que se traducen en un riesgo de problemas a la salud asociados con cáncer.

Ernesto Mangas Ramírez, coordinador del Laboratorio de Ecología y Restauración de Sistemas Acuáticos de la Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), explicó que a la par de la contaminación del agua, en el campo poblano existe desperdicio por evaporación, ante lo cual, si se tecnificara su riego por goteo, se recuperaría 70% del vital líquido que se pierde en la región de Tecamachalco.

​“La Cuenca del Río Atoyac genera problemas de salud asociados a cáncer por los aerosoles desprendidos, sobre todo de compuestos volátiles como bencenos”, lamentó el investigador.

De acuerdo con estudios del Centro Fray Julián Garcés, Derechos Humanos y Desarrollo Local AC, se presenta una muerte cada cuatro horas por cáncer, insuficiencia renal y enfermedades gastrointestinales debido a la contaminación del citado afluente; de manera adicional, la cuenca que ocasiona mayor mortalidad en menores de cinco años en el país.

Para prever un desabasto y un estado de contaminación crítica, Mangas Ramírez impulsa proyectos que se traducen en soluciones científicas, ante lo cual, centra su investigación en mejorar la calidad del agua en distintos lugares de Puebla y en evaluar mecanismos de remediación para tal fin.

Actualmente, Mangas Ramírez, quien recibió del Ayuntamiento de Puebla un reconocimiento por su trayectoria académica y científica de 33 años, impulsa un proyecto que busca la eliminación de una cianobacteria tóxica, llamada Microcystis, en lagos urbanos de Puebla, situación que causa coloración verde en estos sistemas y alteraciones en la salud de seres humanos y animales.

El proyecto impulsa el desarrollo de procesos de inyección de oxígeno y ozono en la eliminación de biomasa de esta cianobacteria, en un volumen de agua determinado. “Esta tecnología también es factible para romper las cadenas de doble enlace en los contaminantes persistentes como grasas, plaguicidas y antibióticos”.

De manera adicional, el investigador de la BUAP impulsó un proyecto para construir 30 cisternas de captura de agua de lluvia en la población de San José Xacxamayo, al sur de la capital de Puebla, que permitieron recolectar agua durante seis meses, para almacenarla y utilizarla en los hogares. Por el impacto de este proyecto, más habitantes se sumaron por cuenta propia a la construcción de estas cisternas.

El integrante del Cuerpo Académico Medio Ambiente y Educación de la máxima casa de estudios del estrado asesora a empresas extranjeras dedicadas al cuidado del agua, tal es así que participó en la restauración del lago Titicaca, uno de los más grandes de Sudamérica; y colabora con una compañía argentina para evitar la emisión de CO2 de empresas termoeléctricas.

“Mi pasión es transmitir a mis alumnos que con esta hermosa profesión podemos cambiar nuestra vida y la de las demás personas. Si rescatamos al ambiente, rescatamos nuestra humanidad. Si bien la Biología es una ciencia de investigación, también lo es para proponer soluciones y luchar por ellas”, resaltó.

AAC

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