“Los que tenemos la vocación de servicio no tiene precio el poder llegar a ayudar sin que se nos de ningún reconocimiento, es el saber que nuestra vocación salvó una vida”.
Son lágrimas de un deber cumplido, de un compromiso firme, de empatía y solidaridad con el prójimo.
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Ellos son los integrantes del Cuerpo de Caballería de Defensas Rurales, quienes trabajan en la sierra de Santiago bajo el Plan DN-III implementado por la Secretaría de la Defensa Nacional.
“Ahorita lo que estamos haciendo son desazolves, limpieza, ayuda a las comunidades, nosotros nos movemos en las zonas ejidales, es donde hacemos más presencia. Estamos conformados por 508 elementos, el tercer cuerpo dividido en cuatro escuadrones. Cubrimos permanentemente desde Linares, Galeana, Terán, Santiago, Montemorelos, Allende, Cadereyta, Rayones, Pesquería, Marín, Dulces Nombres, pero nos podemos mover a cualquier municipio que así lo requiera, bajo órdenes de la Comandancia del Estado de Nuevo León”, explicó el comandante Arturo Maldonaldo Cantú.
La sierra de Santiago, un lugar conocido por su belleza natural y su serenidad, fue azotada recientemente por la tormenta tropical Alberto, fenómeno meteorológico que dejó a su paso destrucción y desolación, afectando a las comunidades que habitan esta región montañosa.
Sin embargo, en medio del caos y la desesperanza surgieron los héroes que la población necesitaba.
Con maquinaria pesada y herramientas manuales, el Cuerpo de Caballería ha abierto rutas cruciales para el acceso a comunidades aisladas, permitiendo así que el auxilio llegue a quienes más lo necesitan.
El Cuerpo de Caballería de Defensas Rurales, con su entrega incondicional, se ha convertido en esa luz de esperanza que guía a la sierra de Santiago hacia la recuperación y la reconstrucción.
“Medicina, equipo sanitario, víveres no perecederos, cobertores, rompe-vientos. Es lo que la gente está necesitando ahorita, más que nada los que están incomunicados, es agua, medicinas de primera base, para que tengan aproximadamente siete días de alimentación en lo que sus municipios recuperan comunicación, para que la gente pueda tener un tránsito más libre”, agregó.
“Es un sentimiento y se llama espíritu de cuerpo. Todos trabajamos. Ver a mis elementos entregados a disposición, a la orden, entregando sus vidas por salvar otras vidas, entregando su tiempo. Nosotros somos voluntarios completamente, entregar nuestro tiempo, nuestro fin de semana en pro de un bienestar social, verlos es algo muy hermoso, a los que estamos entregados a la institución, estamos entregados a la patria y a los mexicanos”, concluyó el comandante.
En momentos de adversidad, su labor incansable y desinteresada marca la diferencia entre la desesperanza y la posibilidad de un nuevo comienzo para las comunidades afectadas.
mrg