Cuidar plantas y emprender proyectos de jardinería en el hogar ayuda a las personas de la tercera edad a sobrellevar mejor el confinamiento por la pandemia.
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De acuerdo con José Sánchez Martínez, profesor investigador del Departamento de Producción Agrícola de la Universidad de Guadalajara (UdeG), en casa se pueden cuidar y cultivar tres tipos de plantas: de ornato, medicinales o aromáticas y hortalizas. Esto, dice el especialista, tiene infinidad de repercusiones positivas para los seres humanos, sobre todo en el momento histórico que se vive actualmente: “Es una actividad terapéutica. En estos días, uno se levanta de la cama y, cuando tienes plantas, vas a verlas, a ver si están bien, si crecieron, si hay que podarlas, eso las de ornato, pero las de olor las puedes cortar para preparar tu comida y no se diga las hortalizas”.
En ese sentido, un estudio titulado “Diseño de jardines como recurso terapéutico aplicado en Centros Gerontológicos”, concluyó que los jardines poseen potencialidades terapéuticas ya que el ser humano al interactuar en un medio natural, este obtiene beneficios en su salud, al promover la actividad física y sensorial, al encontrarse en entornos amigables y tranquilos, también se obtienen mejoras en el estado anímico, ya que el estrés y pensamientos negativos disminuyen, brindando así una sensación de bienestar.
El documento señala que las posibilidades terapéuticas de un jardín son de carácter físico, sensorial, mental-emocional. Físico ya que al estar en contacto con un ambiente natural, este promueve y motiva a las personas a realizar diferentes tipos de actividad física, pilar fundamental de una buena salud, en donde se llega a estimular los músculos y articulaciones obteniendo resistencia y también reduciendo el riesgo de padecer enfermedades degenerativas, por otro lado el estado mental y anímico de las personas puede llegar a mejorar, ya que al realizar diferentes actividades colectivas se fortalecen vínculos afectivos, mejorando el autoestima, al estar en un ambiente tranquilo o aporta en la reflexión y en la toma de decisiones.
“Los beneficios sensoriales se refieren a la estimulación de los cinco sentidos (vista, olfato, tacto, gusto y oído) ya que al interactuar en un ambiente natural se obtienen diferentes estímulos de manera directa o indirecta provenientes de las características (color, forma, tamaño, textura, aroma, sabor y sonidos.) de la vegetación y elementos naturales”, señala la investigación.
Para el especialista de la UdeG, José Sánchez, sería importante que la gente comience a cuidar más las plantas que tenía en casa antes de la pandemia, así como adquirir nuevas. Las más sencillas de cuidar son las plantas de sombra, porque como no les da el sol necesitan menos agua que las de exterior y no crecen tan rápido. Sin embargo, el académico sugiere que durante el confinamiento sería bueno tener plantas que demanden más atención y trabajo del cuidador: “Lo que sobra ahora es tiempo. Sobre todo a la gente mayor. Los más jóvenes tienen que trabajar o cuidar a sus hijos y muchas otras actividades, pero los adultos mayores sí necesitan ocupar su tiempo y sus pensamientos en otras cosas. Así ya no está uno pensando en esta enfermedad”.
“Hay gente que comienza a producir sus propias hortalizas. Pueden sembrar. Ahora estamos en época de frío, pero en unos 15 días, cuando ya no haga frío, se pueden empezar a sembrar las hortalizas sin riesgo de que se vayan morir de frío. En casa se pueden sembrar lechuga, jitomates, chiles, betabeles y zanahorias. Ahora el brócoli y la coliflor ya no, esas se tenían que haber sembrado en diciembre, porque requieren horas de frío para dar la flor”.
Tener plantas comestibles en la casa da muchas satisfacciones. Se ahorra dinero y tiempo. Además de que comer lo que se siembra es más saludable: “Por ejemplo, si yo siembro jitomate. Puedo sembrar dos o tres plantas hoy, en un mes otras dos o tres y después de un mes otras dos o tres. Así, mientras consumo lo de una, la otra ya está produciendo y así sucesivamente. Voy a tener jitomate siempre. Además de ahorrar en los jitomates que no se sabe cómo los produjeron, si les pusieron mucho químico o cómo le hicieron, pues yo estoy produciendo mi propia hortaliza y mi propio alimento”.
De acuerdo con la investigación “Historia de los huertos urbanos. De los huertos para pobres a los programas de agricultura urbana ecológica”, de la Universidad Politécnica de Madrid, la situación actual vuelve a plantear a las ciudades (al planeta) el reto de la subsistencia, en este caso nos enfrentamos a una crisis energética, ecológica y económica de escala global. El cambio climático, el desmoronamiento del sistema financiero, las crisis alimentarias, hacen urgente replantear el sistema económico, los valores de la sociedad, los estilos de vida y el sistema espacial que refleja todo ello: las infraestructuras del transporte, el modelo urbano y la gestión del territorio.
“Los huertos urbanos históricamente han jugado un papel de respuesta urgente ante el colapso, pero sin tener que llegar a ese punto podrían ser parte de una estrategia más amplia que intente revertir la insostenibilidad del modelo. Para ello la ciudad debe considerarse desde una perspectiva sistémica, atendiendo a los ciclos del metabolismo urbano, al contexto territorial y a los procesos culturales e identitarios de las sociedades que las habitan. Y debe atender a estos procesos no aisladamente sino teniendo en cuenta las relaciones y sinergias que se producen entre ellos, como el único modo de incidir de manera efectiva en una regeneración urbana ecológica, que debería ser la siguiente gran revolución urbana”, describe el documento.
¿Cuáles son los cuidados de las plantas de ornato?
Las plantas de ornato pueden ser de sol o de sombra. Hay que elegirlas de acuerdo a la iluminación y ventilación que se tenga.
Es importante revisarlas de manera regular, regarlas de acuerdo con sus necesidades y ver el estado en el que se encuentran las hojas. Podar las hojas secas, viejas, amarillas o con hoyos, de preferencia cortarlas con unas tijeras desde la base. No hay que olvidar alimentarlas con fertilizante, de preferencia humus de lombriz o el lixiviado que sacan de este.
Si tiene muchos tallos o está muy densa se le pueden cortar ramitas de la parte central para que tenga más ventilación y menos problemas de plagas y enfermedades. Cuando comienzan a crecer y la raíz ocupa más del 80 por ciento de la maceta y ya no hay mucho espacio, es necesario cambiarlas de maceta.
Al momento de trasplantar de una maceta pequeña a una más grande hay que prever cuánta tierra se necesitará para rellenar la nueva morada de la planta. Luego hay que regarla para que quede húmedo el sustrato o tierra.
Es importante cuidar que no quede saturada de agua porque corre peligro de morir ahogada.
Ahora que hay más tiempo en casa es conveniente regar las plantas diario, pero poco. Esto es mejor que ponerle mucha agua a la planta cada tres días
SRN