La principal actividad económica para la ciudad de León es la curtiduría, por lo que aquí te contamos como fue que se inició este negocio en la capital del calzado.
Los orígenes de la curtiduría local, datan desde el siglo XVII, a pocos años de que León fuera fundado como Villa, desde ese entonces y hasta el silgo XIX, era una actividad totalmente de autoconsumo y artesanal.
Poco antes de que el siglo XX diera inicio, industriales franceses impulsaron esta industria, mediante nuevos métodos para curtir cueros para suelas, proceso llamado “curtición al cromo”, de esta manera se aumentó la calidad del producto final.
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Después, con este método se crearon las primeras plantas curtidoras o también llamadas tenerías, en otros estados del país, como Puebla y Jalisco. Para el año de 1900, en León ya operaban cerca de 30 curtidurías, bajo la modalidad artesanal y como empresas familiares, pero con poca producción.
Un factor que ayudó a que la industria curtidora se volviera dominante en la ciudad, fue la introducción de la energía eléctrica para fines de aplicación industrial y comercial. La primera tenería que comenzó a trabajar bajo esta energía fue “La Hormiga”, hoy llamada “El Siglo”.
“La Hormiga”, fue el primer negocio en usar arsenio, que servía para depilar las pieles, y aunque algunos de sus procesos eran artesanales, fue pionera en implementar maquinaria como: máquina de dividir, raspar y lustrar, esmeril, cuatro tambores de banda y un molino para triturar banda de escalote.
Esta tenería, por muchos años marcaba los avances que se iban teniendo en esta industria, en cuanto a procesos y técnicas, que después eran adoptados por otros negocios.
Afectaciones por la Revolución Mexicana
Para el año 1910, la industria tuvo un receso en los avances de tecnología, por los inicios de la Revolución Mexicana. En 1914, León se vio directamente afectado, pues incursionaron en la ciudad Pascual Orozco y José Pérez Castro incendiando y saqueando tanto tenerías como talleres, dejando un gran número de muertos.
La ciudad se recuperó entre 1918 y 1923 cuando los productos fabricados empezaron a ser colocados en las ciudades del norte del país, gracias a que se combinaron las bases científicas y tecnológicas para alcanzar la calidad y volumen de producción necesarios, para satisfacer a las industrias derivadas, principalmente la del calzado.
Desde 1920 el Barrio Arriba, se comenzó a llenar de tenerías, en el que varios dueños consolidaron sus empresas y levantaron a la ciudad de León en los años más difíciles, como la crisis mundial de 1929, que hizo sufrir una vez más la economía del municipio hasta los años treinta.
Efectos de la Segunda Guerra Mundial
Gracias a la Segunda Guerra Mundial, esta industria tuvo un nuevo impulso, los sistemas de producción se destinaron a la línea bélica.
Después se introdujeron novedades en cuanto a tecnología y avances en los procesos de curtido, además, el gremio curtidor colaboraba con donativos para la construcción y restauración de templos, hospitales y escuelas del Barrio.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, se vino abajo la demanda de pieles para calzado y muchos talleres quebraron. Ahora la curtiduría tiene que buscar nuevamente los medios para seguir adelante, y así es como se inicia su recuperación, llegando a quedar nuevamente bien establecidos a finales de la década de los cuarentas, este fenómeno facilitó que en la década entre 1960 y 1970 se diera una apertura tecnológica que dio un fuerte impulso a la industria curtidora mexicana pero se creó una fuerte dependencia del extranjero.
En la actualidad, la industria de la curtiduría y el calzado es la más importante de la ciudad de León, Guanajuato. Las pequeñas picas, tenerías, fábricas, han ayudado a establecer la identidad de los leoneses, siendo reconocidos por productos que se crean, en los fuertes olores y colores de las pieles.