Damnificados esperarán un año más en la calle

Crónica

Damnificados de Tlalpan viven en un parque; en 2019 recibirán una vivienda, según el gobierno capitalino.

José Juan Arias y su hija habitan este espacio de dos por dos metros. (Abraham Reza)
Abraham Reza
Ciudad de México /

En el parque conocido como El Popular, ubicado frente a lo que era el Multifamiliar de Tlalpan, están al menos 20 familias que vivían en el edificio 1C de esta unidad, la cual colapsó tras el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Algunas viven en casas de cartón, otras en casas de madera, pero la mayoría duerme bajo una lona y una puerta con un cierre metálico.

Una de estas familias es la de José Juan Arias y su hija de 20 años. Ambos viven en una casa que les obsequió el gobierno chino tras la contingencia. Su hogar ahora es de dos por dos metros cuadrados.

En esta casa don José Arias tiene dos camas, un refrigerador y algunos huacales que usa como alacena y base para una parrilla eléctrica en la que cocina. Frente a estos muebles, casi en la entrada, hay una mesa de plástico rectangular en la que comen y una televisión de 24 pulgadas con un convertidor de señal análoga a digital.

Mientras tiende su cama, señala con la mano cada una de las secciones que conforman su casa: “Aquí tengo toda la ropa, pantalones, camisas, zapatos y algunas cobijas que pongo en nuestras camas en la noche. Como puede ver, al suelo le pusimos unas tarimas para evitar que los roedores se brinquen y para no pisar el asfalto porque en días de lluvia esto se convierte en un río”.

El día que nosotros llegamos, Don José y su hija estaban desayunando, se acaban de despertar y por esa razón estaban doblando las cobijas. Ambos traían puestas al menos tres chamarras y vestían con pants porque el frío ha calado últimamente.

“A esta hora el frío ya bajó y con el Sol se calienta uno, pero en la noche es horrible, tenemos que cubrirnos con todo lo que se pueda porque el frío está congelante. Lo más difícil no es eso, sino tener que salir al baño del campamento”, cuenta don José, mientras sube el cierre de su casa para llevarnos hasta los baños y regaderas portátiles que comparte con las 20 familias del campamento.

Los baños y regaderas también son públicos. Hay únicamente cuatro; dos tazas y dos regaderas divididas para hombres y mujeres. Tienen candado, sí, pero los comparten con las 60 personas que integran a estas familias. Fueron construidos de madera y aluminio. Tienen agua caliente, aunque el problema es en las mañanas cuando todos tienen que prepararse para salir a trabajar, pues si no se levantan temprano pueden pasar hasta 30 minutos en la fila.

“Nos ha costado mucho trabajo acoplarnos, pues tengo una hija con discapacidad y todo el día debo andar detrás de ella. Ahora yo ya estoy jubilado, pero aún así es un riesgo dejarla salir al baño o dejarla sola en casa”, cuenta don José.

El pasado de 19 de diciembre la promesa de una nueva casa llegó; vecinos del multifamiliar colocaron la primera piedra del departamento que se supone les entregará el Gobierno de CdMx hasta diciembre de 2019. Lo que significa, sí, un compromiso, pero también otra espera de un año en la que seguirán exponiéndose al viento, a las lluvias y las frías noches de invierno.

Al igual que don José, al menos 53 familias viven en las mismas circunstancias; 25 en el campamento de Gálvez y Fuentes, 20 en el parque de las Canchas y 8 más en el centro comunitario Francisco I. Madero.

Una de estas familias es la de Vanessa Lémur, quien junto a sus tres hijos pequeños ha tenido que ir adecuando sus casa de madera y cartón a las distintas necesidades del clima.

“Estas maderas, por ejemplo, ya son nuevas, porque ya las del año pasado ya se me habían podrido, porque tuvimos muchas lluvias y para evitar el frío pusimos espuma en las láminas; hemos hecho de todo para que la espera sea menos pesada, pero nunca es suficiente”, comparte la joven madre.

El proyecto de los nuevos departamentos para multifamiliar costará poco más de 30 millones de pesos. Sin embargo, será hasta diciembre de 2019 cuando ellos puedan regresar a casa y tratar de recuperar sus vidas.

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