Ante el incremento de defunciones por covid-19, fabricantes de ataúdes de metal y propietarios de agencias funerarias prevén un desabasto de ataúdes en las grandes ciudades en México. Ponen su mirada en los meses de febrero y marzo, cuando pueda estallar esta crisis.
Hasta ayer, México superó los 150 mil decesos relacionados con complicaciones por coronavirus. Con este ritmo de defunciones, el vicepresidente de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias (ANDF), Roberto García, señala que esta emergencia “se está viendo principalmente en el Valle de México”.
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La pandemia ha sacado a flote diversas problemáticas: saturación de camas en hospitales, problemas para conseguir oxígeno, falta de medicinas en hospitales, saturación en los hornos crematorios, lentitud en la entrega de certificados de defunción… Para todo, las filas son interminables.
Aunado a esta problemática, la industria funeraria se encuentra a punto de entrar en una crisis ante una sobredemanda de ataúdes para dar servicios, relata a MILENIO, Roberto García, vicepresidente de la ANDF.
García, aseguró que en el traslado de un fallecido por covid-19 se busca hacer uso únicamente de la bolsa séptica, pero que existe un alza importante en el número de inhumaciones, lo que ha puesto en alerta a los fabricantes ante la sobredemanda.
Para el representante de las funerarias, el desabasto que se prevé no solo es de ataúdes de metal, también de madera.
“Sí es más de metal, pero también se comienza a vislumbrar una problemática con los ataúdes de madera, porque también los insumos como lacas y barnices, también empiezan a escasear, porque los mismos fabricantes de estos insumos, están haciendo menos y los precios están subiendo”.
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Sostuvo que ante esta problemática la industria puede poner a disposición materiales alternativos, como los ataúdes de cartón que, dependiendo de su configuración, pueden representar ahorros hasta entre 20 y 30 por ciento.
Sin embargo, explica, pese a que los ataúdes de cartón han existido en el país desde hace una década, son pocos los servicios funerarios que se realizan con estos.
“En este momento nos encontramos en el límite. De presentarse esta situación durante más tiempo focalizado en algún lugar, como el Valle de México, tendremos que tomar estas alternativas. La industria espera que esta situación ya baje porque la vemos muy complicada”, aseguró.
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La demanda sigue creciendo
Los cadáveres, según ha podido constatar MILENIO, hacen fila en funerarias a la espera de ser cremados. Hasta cinco días o más de espera. Y ahora el colapso que puede venir por falta de ataúdes.
Ante esto, las funerarias recomiendan a familiares de los muertos por covid-19 que volteen los ojos a las inhumaciones y no sólo demanden cremar a su difunto. Los hornos “ya están trabajando al 100 o 110 por ciento, algunos a marchas forzadas, entonces para aliviar la demanda de los crematorios, recomendamos hacer uso de los cementerios”. Es decir de la inhumación, del ataúd.
De acuerdo con García, el sector ha reportado un incremento de entre 100 y 200 por ciento en el número de solicitudes de servicios. En tanto, en la parte de cremación las empresas están tardando hasta seis días para poder realizar un servicio.
“Desde la última semana de diciembre se empezó a detectar este incremento en la solicitud de servicios funerarios en la zona del Valle de México y ahorita empezamos a tener reportes de que Puebla, Guanajuato e Hidalgo empezaron a tener repuntes importantes”, indicó García.
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Sin materiales para féretros
Durante una visita realizada por MILENIO a una fábrica de ataúdes de acero en Ecatepec, Estado de México, se pudo corroborar el trabajo intenso que realizan los trabajadores en todo el proceso.
La cantidad de rollos de acero que esperan a ser usados, podrían reflejar que hay un exceso de materia prima. Pero no, dice el fabricante, Pedro Jaramillo. “Es mucho acero, mucho, pero es todo lo que tenemos, esperemos que nos alcance hasta marzo”.
La escasez de acero y otras materias primas, no viene por la pandemia en sí, sino por la problemática que en los últimos años ha vivido la empresa Altos Hornos de México, donde la producción ha estado paralizada.
El mismo Jaramillo, explica que “estamos saturados, totalmente sobrepasados en cuanto a pedidos. Están llegando clientes que habían dejado de consumir hace mucho tiempo, y otros que no nos conocían; se reciben todos los días llamadas solicitando ataúdes”.
“Si fabricáramos el doble de ataúdes se venderían sin problema o más del doble”, concluye Jaramillo.
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García, de la ANDF, coincidió en que de continuar la situación “en un mes o mes y medio, máximo dos tendríamos que buscar otra opción”.
Además de lo anterior, la escasez de la materia prima ha provocado que los precios de los ataúdes se hayan disparado entre 30 y 40 por ciento.
“En la industria funeraria de repente nos hemos dado a la tarea de buscar casi personalmente o andar buscando, tocar las puertas de las mismas fábricas para que nos puedan vender o buscar donde hay ataúdes disponibles”, dice García.
“Los clientes que tenemos de manera corriente, están consumiendo más, buscan tener un stock. Hay escasez generalizada, todos los fabricantes están en la misma situación”, señala el fabricante de Ecatepec.
Para Jaramillo lo que viene es una esperanza: “si llega el material, habrá un respiro… si alcanza el material, habrá otro respiro… si la pandemia, que es la apuesta, empieza a ceder, será el tercer respiro”. Así, la pesadilla habrá terminado.
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Trabajadores exhaustos
En esta emergencia sanitaria los trabajadores de la industria funeraria han doblado turnos de trabajo que los han llevado a un cansancio físico y emocional.
“La mayor crisis la estamos viviendo en la parte de personal, ya ahorita empiezan a estar cansados, cada vez se empieza a percibir un agotamiento más grande. Hay personal y empresas que no han descansado; los colaboradores han trabajado 48 horas continuas”, relata Roberto García.
“Por mucho que nosotros manejemos esta situación de tratar con deudos y la muerte todos los días, ya nos está alcanzando la situación emocionalmente porque lo vemos muy cercano, esa situación también está cansando física y anímicamente al personal”, dijo García.
De acuerdo con el directivo, algunos síntomas que han percibido son, cansancio físico, insomnio y defensas bajas, que los hacen más propensos al contagio. El organismo estima que dentro del sector funerario formal trabajan cerca de 50 mil personas en el país.
El directivo hizo un llamado a las autoridades para que la industria sea considerada dentro del esquema de vacunación, toda vez que tienen interacción con cuerpos y familiares de personas contagiadas, por lo cual han girado oficios a las autoridades, aunque al momento no han recibido respuesta.
FS